16/10/2025
| por que se diagnostica mas fácil un Trastorno por Déficit de Atención?
En los últimos años, cada vez es más común escuchar diagnósticos de TDA (Trastorno por Déficit de Atención) en niños, adolescentes e incluso adultos. Sin embargo, existe otro cuadro que muchas veces pasa desapercibido o se confunde con el primero: el Trastorno Negativista Desafiante (TND). Ambos comparten ciertas conductas similares, pero sus causas, manifestaciones y abordajes terapéuticos son distintos, y comprender estas diferencias es fundamental para no etiquetar erróneamente a una persona.
*** Signos y señales de alarma***
En el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) se observan dificultades persistentes para concentrarse, mantener la atención en tareas o actividades, olvidos frecuentes, distracción fácil y, en algunos casos, impulsividad o hiperactividad.
En el Trastorno Negativista Desafiante (TND) las señales se centran en una actitud desafiante y hostil hacia figuras de autoridad: discusiones frecuentes con adultos, desobediencia intencional que puede confundirse con desatención, provocación constante, resentimiento, irritabilidad y poca tolerancia a la frustración.
Mientras que en el TDA los problemas surgen por falta de autorregulación atencional, en el TND el desafío está en la regulación emocional y del comportamiento frente a la autoridad o los límites.
Factores de riesgo
Ambos trastornos tienen componentes biológicos, emocionales y ambientales.
En el TDA pueden influir la genética, el funcionamiento neuroquímico del cerebro y el entorno escolar poco flexible.
En el TND suelen estar implicados factores como estilos parentales rígidos o sobreprotectores, modelos de comunicación agresiva, exposición a conflictos familiares, carencia de límites claros o experiencias tempranas de frustración y rechazo.
También puede existir comorbilidad, es decir, que un mismo niño presente ambos trastornos, lo que complejiza su diagnóstico y tratamiento.
Es por eso qué se diagnostica más fácilmente TDA que TND. En muchos contextos clínicos y escolares, resulta más cómodo y rápido etiquetar a un niño con TDA que con un trastorno desafiante.
El TDA suele entenderse como un problema “neurológico”, mientras que el TND confronta directamente con las dinámicas familiares, escolares y sociales.
Diagnosticar un TND implica revisar el entorno, la crianza, las relaciones afectivas y las normas sociales, es decir, mirar más allá del niño y cuestionar también el contexto adulto.
Esto requiere tiempo, sensibilidad clínica y un enfoque integral que muchas veces los sistemas educativos y de salud no están preparados para sostener.
Ni el TDA ni el TND son etiquetas que definan la identidad de una persona. Son manifestaciones de un malestar más profundo que pide comprensión, acompañamiento y cambio de entorno. Cuando un niño se muestra desafiante, distraído o impulsivo, no siempre está “portándose mal”: muchas veces está intentando expresar algo que aún no sabe cómo comunicar.
Por eso, el reto está en escuchar antes de medicar, acompañar antes de castigar y comprender antes de etiquetar. Solo así podremos construir una educación y una atención psicológica más humana, empática y justa con nuestra infancia y juventud.
Recuerda que este blog es informativo si tienes duda acude a un proveedor de salud mental que más confianza le tengas.
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