12/10/2025
Hay momentos en la vida en los que, si no recordamos nuestro propio valor, podemos terminar aceptando situaciones que no nos hacen bien.
Si no nos respetamos,es fácil quedar atrapados en lugares o relaciones que han perdido su esencia.
Cuando no nos amamos a nosotros mismos,a veces permitimos gritos, mentiras, golpes o silencios que nos hieren profundamente.
Y si no nos reconocemos,podemos entregar nuestro cuerpo y nuestro corazón a quien no los cuida, como si no importaran.
Y quiero que sepas algo muy importante: esto no pasa porque seas débil. Pasa porque, a veces, la vida nos enseña a sobrevivir, pero no a elegir lo que realmente merecemos.
Muchas personas crecieron recibiendo migajas de amor, porque quienes les criaron tampoco sabían cómo amar plenamente.
No es que no quisieran,es que no pudieron.
Porque ellos también fueron una vez niños heridos.
Porque a ellos también les faltaron abrazos,presencia y ternura.
Aprendieron a endurecerse,a callar, a golpear o a huir.
Y desde ese lugar de dolor,dieron lo que tenían... que a menudo no era amor, sino miedo, ausencia o heridas.
Y justo ahí, en esa dinámica, es donde nace la confusión.
Aprendiste a llamar"amor" a lo que te hacía daño.
A quedarte donde no te valoraban.
A esperar que alguien te eligiera,pensando que eso confirmaría tu valía.
Y en ese terreno de vacíos, a veces aparecen personas que se mueven entre tus heridas.
Te dan solo un poco,te hacen sentir especial por un momento, y tú te quedas... esperando que algún día te den lo que mereces, sin darte cuenta de que ya lo mereces ahora mismo.
Pero esta historia no comienza contigo.
Viene de más atrás.
De voces que nunca fueron escuchadas.
De cuerpos que no fueron respetados.
De mujeres que callaron por miedo.
De hombres que se endurecieron para no romperse.
De abuelos que no supieron cómo demostrar cariño.
De madres que dieron lo mejor que pudieron,aunque a veces no fuera suficiente.
De padres que no supieron quedarse.
Y tú heredaste todo esto.
No como una condena,sino como una misión.
La misión de romper el ciclo.
De mirar con valentía lo que duele.
De sentir lo que otros prefirieron no sentir.
De elegir diferente.
Quien no se ha mirado con cariño, puede confundir control con cuidado.
Y quien no se ha abrazado a sí mismo,puede idealizar a quien lo manipula.
Pero quiero que me escuches bien, con todo el cariño: nadie va a venir a salvarte.
Nadie va a cortar esas ataduras por ti.
Eres tú quien puede mirarse con honestidad,reconocer lo que duele, y decidir que ya es suficiente.
Cuando realmente entiendes lo que vales, algo cambia dentro de ti.
Ya no aceptas migajas emocionales.
Ya no justificas lo que te hace daño.
Ya no te entregas por necesidad,porque tú no estás en venta.
No eres un objeto emocional.
Eres presencia,historia, raíces, y luz.
Sé que no es fácil.
Pero es posible.
Y todo comienza contigo.
No necesitas que nadie te dé permiso para ser libre.
Solo necesitas recordar que mereces amor,respeto y cuidado sin condiciones.
Así que si te encuentras atrapado o atrapada en una relación que te apaga, que te hace dudar de ti mismo, que te manipula...
Respira profundamente.
Mírate con ojos amables.
Y comienza el camino de regreso a ti.
Porque no eres un títere.
Eres un ser sagrado,con una voz única, un alma que merece paz y celebración.
Mereces un amor que no duela.
Un amor que no te pida que te traiciones para ser aceptado.
Un amor que no repita las heridas del pasado,sino que te ayude a sanarlas y transformarlas.
Este viaje empieza por ti!
Ayllu Masikunapa