04/02/2017
En la actualidad existen infinidad de "métodos" para bajar de peso, sin embargo es importante verificar que la persona que te orienta y lleva de la mano durante tu proceso de pérdida de peso esté capacitada para hacerlo, ya que muchísimas veces ponemos nuestra salud en riesgo al no acudir con profesionales por buscar una solución rápida y fácil e incluso con la ayuda de pastillas ya sean "naturales" o con fármacos controlados que a la larga nos traerán perjuicios que pueden llegar a ser irreversibles.
La ayuda y orientación de un Nutriólogo en el consultorio es fundamental para perder peso de una manera segura y llevar una alimentación saludable, si te preguntas cómo puedes reconocer a un profesional responsable te dejo los siguientes datos:
1. Formación y misión.
Un profesional en nutrición tiene una formación UNIVERSITARIA en nutrición, con grado académico mínimo de Licenciatura. Además debe contar con su título y cédula profesional.
Su misión es guiar, acompañar y apoyar a las personas en todo su proceso de cambio, en la enseñanza de los buenos hábitos de la alimentación (educación en nutrición) y el brindarles recomendaciones nutricionales, planes de alimentación personalizados (no dietas de gaveta que se dan a cualquier persona) con el objetivo de cuidar y promover la salud de manera integral (que significa mantener un estado óptimo de bienestar físico, mental, espiritual, social y no la ausencia de enfermedad), además de prevenir cualquier enfermedad. Un Nutriólogo podrá diagnosticar los distintos procesos metabólicos para el aprovechamiento, transformación y distribución de los nutrimentos que se ingieren en los alimentos y podrá asesorarte en problemas de peso, problemas de salud, embarazo, lactancia o cuando se desee mantener una alimentación equilibrada (entre otros).
2. Atención de calidad.
Un Nutriólogo no debería atenderte en cinco minutos, sino que debe tomarse su tiempo para conocer tus hábitos de alimentación, tu estilo de vida, e historial médico. Al menos en la primera consulta deberá durar como mínimo una hora y las citas subsecuentes deberán durar al menos 30 minutos.
Conviene desconfiar si te promete milagros ó fórmulas rápidas y más aún si te da un plan de alimentación sin conocer tu historial médico y sin haberte pedido exámenes de laboratorio en caso de que tengas algún problema de salud.
3. Analiza cuál es tu objetivo.
Un Nutriólogo te ayudará a analizar tus expectativas y conseguir tu objetivo: si necesitas ganar peso o perderlo, o si por el contrario quieres mantener una alimentación sana y equilibrada adecuada a tu estilo de vida o prevenir o controlar enfermedades. Además te dará todas las herramientas necesarias para que tú ganes mayor seguridad en ti mismo y puedas tomar la responsabilidad de tu autocuidado.
4. Verifica tus hábitos alimentarios.
Es necesario analizar cuáles han sido tus hábitos hasta ahora, para corregir errores y compensarlos por hábitos correctos.
5. Resultados reales.
Un buen Nutriólogo te ayudará a convencerte de que no existen los milagros. Las dietas rápidas y restrictivas, además de ser peligrosas, pueden tener efecto de rebote, o afectar tu salud ósea, entre otros problemas graves de salud.
Perder peso debería ser el resultado de hábitos de alimentación adecuados, esfuerzo y un estilo de vida saludable. Es más efectivo mantener un peso saludable, cuando se ha llegado a tener hábitos de alimentación saludables.
6. Confianza.
En toda relación Nutriólogo-paciente debe establecerse una relación de confianza. Tienes que sentirte cómodo para contarle todo lo relacionado con tus problemas de salud, tus inquietudes, tus preocupaciones, tu alimentación, los deslices, los aciertos, los atracones o si has dejado de comer. Un plan de alimentación puede fallar si no hay una buena relación entre ambos.
7. Seguimiento.
No basta con explicarte cuáles son las pautas que debes seguir. Un buen profesional debe realizar un seguimiento e interesarse por tu estado de salud, así como todo aquello que pueda repercutir en tu alimentación y tu peso: estrés, tu estado de ánimo, trabajo, problemas de pareja, problemas familiares, economía doméstica, etc.