08/11/2025
Después… después el café se enfría,
las oportunidades se van,
el mensaje no enviado deja de tener sentido,
la duda se convierte en arrepentimiento,
y esa persona que te hacía temblar las manos
se acostumbra a la idea de que no le hablarás.
Después el abrazo pendiente ya no cabe en el cuerpo,
el “te extraño” suena a excusa,
y el “te quiero” llega como eco, no como certeza.
Después, la vida sigue,
pero tú sigues esperando el momento perfecto
que nunca llega porque no existe.
Después… el miedo te habrá salvado del riesgo,
pero también del instante en que todo pudo cambiar.
Porque lo que no te atreves a vivir,
alguien más llegará a sentirlo.
Así que corre el riesgo.
Envía el mensaje. Di lo que duele. Ama sin garantías.
Porque, al final, lo único peor que perder algo,
es quedarte con la duda eterna de
lo que jamás te permitiste intentar.