02/12/2025
Hay vínculos que se sostienen sólo porque alguien está dispuesto a sacrificar su paz.
Y quizá nadie te lo dijo con suficiente firmeza, así que aquí va:
cuando un vínculo exige tu estabilidad emocional como cuota de permanencia, deja de ser un vínculo y se convierte en una forma de abuso silencioso.
La mente se quiebra en pequeñas grietas:
– cuando callas para no incomodar,
– cuando cedes para no perder,
– cuando justificas lo injustificable,
– cuando te acostumbras a sobrevivir donde deberías vivir.
Y la verdad es esta, aunque incomode:
si te cuesta salir de un vínculo que te desestabiliza, no es amor: es adicción emocional.
Adicción al rol que desempeñas, a la fantasía que sostienes o a la esperanza de que el otro cambie sin haber cambiado nunca.
Tu salud mental no es negociable.
No es moneda, no es peaje, no es prueba de amor.
Si un vínculo sólo se mantiene cuando tú te rompes un poco más, entonces ese vínculo ya terminó; sólo falta que tú lo aceptes.
La libertad emocional empieza cuando comprendes que perder un vínculo que exige tu paz no es una pérdida: es un regreso a ti.
Yo decido!!!