30/09/2022
¡La salud física, el rendimiento y los riesgos psicosociales pueden estar más relacionados de lo que crees!👇👇👇👇
Un estudio en 2013 demostró que la mayoría de los deportistas que sufren lesiones de forma más regular, eran aquellos que tenían menos estabilidad emocional y que eran más aprensivos en sus emociones. (Berengui, Garces, Montesinos, 2013)
También se encontró que los trastornos alimentos afectan a casi el 7% de la población occidental de bailarines (pensemos en que muchos se inician en la danza desde edades tempranas)
La ansiedad y depresión no se quedaron atrás. En 2019 se encontró que la ansiedad rasgo (inmersa en la personalidad y no por un estado o momento particular) era lo que provocaba que se pierda el control motor y cognitivo en presentaciones importantes.
Y en 2004, la depresión, que se externa en tensión, confusiones, irá o sentimientos de desánimo y apatía, se relacionaban con la difícultad en la recuperación de lesiones y la incidencia en estás a futuro.
Esto quiere decir que desde hace más de 10 años, la ciencia ha demostrado la importancia y la urgencia de detectar e intervenir en los espacios de danza ante los posibles riesgos psicosociales que estén presentes. No solo para que la salud de nuestros bailarines no se vea comprometida, sino para prevenir lesiones, desercion y problemas psicológicos que imposibiliten regresar al escenario o peor... A bailar.
Es preocupante ver estás cifras y saber que en pleno 2022. la falta de un protocolo preventivo en salud mental para bailarines, aún sigue inexistente. ¿Todavía piensas que ir al psicólogo es solo cuando ya hay un problema? Ojalá la cultura de la prevención llegue pronto a los entornos de danza.
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