10/10/2025
En redes se escucha mucho eso de “vive el duelo dentro de la relación”.
Suena poético, incluso maduro...
pero desde la psicología científica, no es sostenible ni saludable.
Desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
El duelo implica reorganizar pensamientos, emociones y expectativas.
Para hacerlo, necesitamos distancia emocional y cognitiva.
Si seguimos dentro de la relación, esa distancia no existe:
cada mensaje, cada gesto, cada contradicción reactiva el dolor.
No se elabora el duelo… se cronifica.
Desde el Conductismo
Nuestra conducta está moldeada por el entorno.
Si el estímulo que causa dolor (la pareja o la dinámica dañina) permanece presente,
el cerebro no puede extinguir la respuesta emocional.
En palabras simples:
No puedes sanar una herida mientras sigues tocando lo que la abre.
Desde las terapias de tercera generación (ACT, DBT)
La ACT enseña a aceptar el dolor solo si nuestras acciones son coherentes con los valores personales.
Si quedarte en la relación contradice tus valores de autocuidado o respeto,
esa “aceptación” no es aceptación:
es evitación experiencial,
una forma disfrazada de seguir sufriendo.
En DBT, se busca el equilibrio entre aceptación y cambio.
“Vivir el duelo dentro de la relación” rompe ese equilibrio:
aceptas el dolor, pero sin permitirte el cambio necesario.
¿Qué dice la evidencia?
El contacto constante con la fuente del apego impide el cierre emocional (Fraley & Shaver, 1999).
La rumiación y la ambivalencia se mantienen cuando el vínculo sigue activo (Nolen-Hoeksema, 2000).
Para sanar, el sistema emocional necesita señales consistentes de finalización o transformación del vínculo (Boelen, 2010).
En resumen
“Vivir el duelo dentro de la relación” no ayuda a sanar.
Solo mantiene viva la herida.
Porque no hay espacio para la extinción emocional,
ni para el cambio conductual,
ni para la coherencia con los propios valores.
A veces, amar también significa poner distancia.
No para dejar de querer,
sino para volver a respirar sin dolor.