04/11/2025
Separarse no es dejar de ser familia
Cuando pensamos en separación o divorcio, casi siempre imaginamos un final:
el final del vínculo, de la convivencia, del proyecto en común.
Pero en la vida real, para quienes tienen hijas e hijos, la separación no es el final de la historia.
Es el inicio de una nueva forma de familia.
Una familia reconfigurada, que necesita tiempo para encontrar su lugar.
La separación termina una pareja, sí.
Pero no termina la parentalidad.
Sigue habiendo decisiones que tomar, acuerdos por construir, espacios que compartir, experiencias que acompañar.
Y eso trae emociones complejas: alivio y tristeza, calma y cansancio, libertad y miedo, esperanza y duelo.
A veces la transición es respetuosa.
A veces no.
Y muchas madres —muchísimas— continúan sosteniendo la vida cotidiana mientras intentan sanar lo que dolió y proteger lo que más aman: a sus hijas e hijos… y a sí mismas.
Este espacio será para hablar de eso:
de lo que se vive cuando la separación ya pasó, pero el proceso emocional y la parentalidad continúan.
De lo que nadie te explicó.
De lo que has tenido que aprender a fuerza de caminarlo.
No estás sola en esto.
Estamos muchas aprendiendo a reconstruirnos mientras cuidamos.