07/10/2025
No todos los derrames en el cerebro son iguales
Bajo el mismo nombre —“derrame cerebral” o ACV (accidente cerebrovascular)— se esconden dos realidades completamente distintas.
Ambas son urgencias médicas, pero sus causas y consecuencias no son las mismas.
1. ACV isquémico (izquierda):
Ocurre cuando una arteria cerebral se obstruye por un coágulo, impidiendo que el líquido preciado hemático y el oxígeno lleguen a una parte del cerebro.
El tejido comienza a lesionarse lentamente, y el área afectada se ve pálida y hundida en contraste con el tejido sano. Representa alrededor del 80% de los casos.
2. ACV hemorrágico (derecha):
Se produce cuando un vaso sanguíneo se rompe dentro del cerebro. El líquido preciado hemático se acumula, comprime las estructuras cerebrales y causa daño directo. El área afectada se distingue por un sangrado rojo intenso e irregular. Aunque menos frecuente —alrededor del 20%—, suele ser más grave y de evolución más rápida.
Por qué diferenciarlos importa:
El manejo cambia por completo según el tipo de ACV:
• En el isquémico, el objetivo es disolver o eliminar el coágulo.
• En el hemorrágico, se busca controlar el sangrado y reducir la presión intracraneal.
Ambos requieren una cosa en común: tiempo.
Cada minuto perdido significa millones de neuronas que dejan de funcionar.
En un ACV, el tiempo es cerebro.
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Aviso importante: La información compartida tiene únicamente fines educativos y de divulgación médica. No sustituye la consulta presencial ni debe usarse como diagnóstico. Si presentas síntomas o dudas sobre tu salud, acude siempre a un profesional médico.