Dinorah Blackman, Psicoterapeuta

Dinorah Blackman, Psicoterapeuta Preséntate en la vida con tu mejor versión
http://dinorahblackman.com/ Tú decides.

La vida es como una invitación a cenar en un restaurante fino en donde se te ofrecerá la comida más deliciosa que jamás hayas probado. Puedes comer solo un poquito de ensalada sin aderezo porque te preocupa la dieta o puedes disfrutar de todo. En mi caso, yo he tomado la decisión de no levantarme de esa mesa hasta que haya probado todo lo disponible y me he prometido disfrutarlo y no dejar atrás ni una migaja de lo que se me ha ofrecido. Y mientras esté sentada en esa mesa me llenaré tanto que entonces podré compartir con el mundo todo lo que he recibido.

12/11/2025

Esta mañana leí un comentario bajo un video que explicaba cómo el consumismo está afectando la salud mental de la población. Decía así:

“El consumismo es la mejor manera de mantener a las personas distraídas, creyendo que son libres mientras, poco a poco, sus deseos son moldeados para servir al sistema.”

Si no te has enterado de lo que ha estado ocurriendo en Estados Unidos con los vasos de osito de Starbucks, considérate afortunado. No entraré en detalles, pero cuando uno ve a adultos mayores de 35 años peleándose a puñetazos por un vaso, es evidente que algo no anda bien.

El vaso no es gratuito. Cuesta más de $30, no tiene ninguna función especial y se puede encontrar fácilmente en tiendas en línea, sin el logo de Starbucks, por mucho menos. No es térmico ni tecnológico: es simplemente un vaso de vidrio con forma de oso.

Pero bastó con que la empresa anunciara que era una edición limitada para que la gente enloqueciera. De pronto, todos los problemas financieros, emocionales y sociales quedaron a un lado, y miles de personas salieron corriendo a llenar los bolsillos de la compañía.

Nos gusta creer que “distraernos” es una forma de alivio, pero en realidad muchas veces es solo una manera de evadir la realidad.

Se acercan las fiestas, y con ellas la tentación de llenar vacíos emocionales comprando o comiendo en exceso. No caigas en esa trampa. Ningún objeto puede llenar lo que solo la conciencia, la calma y la conexión real pueden sanar. Mientras sigas gastando sin pensar, no podrás decir que eres libre.

07/11/2025

Ayer, con mis estudiantes, analizamos el cuento “The Monkey’s Paw”, escrito en 1902 por W. W. Jacobs. Es un relato fascinante, lleno de lecciones valiosas sobre los peligros de intentar interferir con el flujo natural de la vida.

Después realizamos una actividad en la que cada uno debía compartir qué pediría si tuviera tres deseos. Una estudiante pidió tener memoria fotográfica y otro la capacidad de teletransportarse. Para cerrar, les lancé una pregunta:

¿Qué creen que yo pediría para ustedes si tuviera tres deseos?

Rafael respondió: “dinero”.
Moisés dijo: “que se nos cumplan todos nuestros deseos”.
Dana reflexionó y contestó: “que seamos adultos con pensamiento crítico”.

Me conocen bien. Escuchan. Prestan atención.

Pediría dinero, porque quien no tiene, no puede compartir con los demás.
Pediría que se les cumplan sus deseos, porque los sueños nos muestran el camino.
Y pediría que sean adultos con pensamiento crítico, porque el mundo necesita más personas dispuestas a cuestionar el rumbo de la manada… y atreverse a salirse de ella.

28/10/2025

Cuando escuchamos la palabra amor, muchos piensan en besos, abrazos, dulzura, mariposas y violines.

Pocos piensan en la paciencia, la constancia, la responsabilidad o la rendición de cuentas.

Nos enseñaron que amar es soportar, callar, sufrir.
Nos vendieron la idea de que el dolor valida el amor, y que quien ama, aguanta.

Converso cada semana con chicas que creen que tener novio es vivir entre enojos y lágrimas, como si el amor fuera una prueba constante de resistencia; a ver cuánto dolor pueden aguantar.

Pero últimamente, he empezado a definir las relaciones de otra manera: un acuerdo entre dos personas que deciden crecer juntas.

Porque lo que no crece, se marchita.
Y lo que se marchita, pierde sentido.

22/10/2025

Ayer escribí en el tablero esta pregunta: ¿Qué es real?
Como siempre, mis estudiantes me sorprendieron con la profundidad de sus respuestas.

Hoy en día uno no puede ni disfrutar tranquilamente de un reel o un video sin preguntarse si lo que ve es inteligencia artificial, una actuación o algo que realmente ocurrió. Y no se trata solo de los videos: pasa también con las conversaciones, los podcasts, las fotos… prácticamente con todo.

Seamos honestos: no sabemos si el gato realmente se meció en el candelabro antes de saltar sobre la mesa del comedor. No sabemos si el mono en verdad tomó la pi***la y la disparó. Tampoco si la señora que amenazó al cocodrilo con una chancleta existe o si el hombre que cruzaba la calle y cayó en un agujero lleno de agua realmente se hundió hasta desaparecer.

Por eso, pelear en los comentarios tiene cada vez menos sentido.
No importa lo que publiques: siempre aparecerán los expertos listos para contradecir, juzgar o corregir. Y por cada uno de ellos habrá otros dispuestos a defender o justificar. Pero lo más curioso es que esos intercambios tampoco son del todo reales porque podrías estar discutiendo con un bot… o con alguien sentado en el servicio.

Invierte tu energía y tu tiempo en actividades que realmente sumen a tu vida, no en conversaciones vacías que solo te desgastan.

Entonces, vuelvo a preguntar:
¿Qué es real? ¿Tienes evidencia?

La ansiedad pospandemia sigue teniendo un impacto en nuestra sociedad. ¿Te identificas con alguno de estos síntomas suti...
17/10/2025

La ansiedad pospandemia sigue teniendo un impacto en nuestra sociedad. ¿Te identificas con alguno de estos síntomas sutiles?
Lee mi blog de hoy

Posted on October 17, 2025 Hace unos días entré a mi banco para solicitar una certificación. La oficial que me atendió fue muy amable y cordial. Después de escribir mi nombre en letras de imprenta, me comentó lo bonita que le parecía mi letra. Me confesó que desde la pandemia su caligrafía ...

16/10/2025

No sé si a ti te pasa, pero cuando alguien con quien no hablo desde hace meses vuelve a aparecer, casi siempre es para pedirme un favor o dinero.

No voy a negar que a veces también pienso en personas con las que he perdido el contacto, y decido escribirles. Pero cuando lo hago, es porque de verdad me interesa saber cómo están y ofrecerles apoyo si lo necesitan.

Lo que me incomoda es cuando, después de tanto silencio, alguien me escribe como si nada, con un simple “hola”, y espera que yo responda a eso. Generalmente ignoro esos mensajes porque honestamente no sé qué responder. ¿hola?

Para cuando llega el “¿cómo estás?”, ya sé que algo quieren.
¿Será que no les da pena?

14/10/2025

Hay que tener mucho cuidado con a quién escuchamos y de dónde obtenemos inspiración. En las redes sociales abundan personas que dicen cosas que suenan como sabiduría pura, pero en realidad difunden ideas peligrosas. Por eso, el pensamiento crítico y el sentido común son más importantes que nunca. No importa lo profesional que se vea un video: aprende a analizar todo antes de creerlo.

Hace unos días, alguien me envió un reel que, en resumen, les decía a las mujeres que debían asegurarse de pedirle dinero a los hombres, porque si no lo hacían, ellos se lo darían a otra. Podría escribir un libro entero explicando por qué ese mensaje es tan dañino, pero te dejaré cinco razones esenciales:

1. Un hombre emocionalmente sano siente el deseo natural de proveer para su pareja y sus hijos.
2. Ser adulta implica poder costear tu propia vida.
3. Tu pareja no es tu papá.
4. Si te acostumbras a pedir dinero, pronto podrías acostumbrarte también a mendigar amor.
5. Si tu “plan financiero” depende de pedirle dinero a un hombre, estás entregándole todo tu poder y abriendo la puerta a la manipulación económica.

Permite que tu pareja sea generosa contigo porque eso forma parte de su naturaleza masculina sana, no porque tú temas que otra mujer reciba más de él que tú.

Enseñar a las mujeres a depender económicamente de un hombre refuerza patrones de desigualdad que generaciones anteriores han luchado por superar.

09/10/2025

Mis estudiantes y yo estamos leyendo Deenie, de Judy Blume, otro de esos libros prohibidos en Estados Unidos. La protagonista, una niña de 13 años, es diagnosticada con escoliosis y debe usar una órtesis de Milwaukee —un corsé cérvico-toraco-lumbo-sacro— debajo de su ropa.
Deenie se siente angustiada ante la posibilidad de perder su atractivo físico, y en un momento de rabia decide cortarse todo el cabello. Su pensamiento fue: si voy a ser fea, pues seré fea de verdad.

Al día siguiente, al llegar a la escuela, recuerda que el chico que le gustaba le había dicho que prefería a las chicas con el cabello largo. Deenie lamenta haberlo cortado. Como era de esperarse, el chico le pregunta si su cabello volverá a crecer porque a él le gusta largo.

En ese punto detuvimos la lectura, y me dirigí con seriedad a mis estudiantes. Les dije que jamás cometieran el error de creer que deben cambiar su cuerpo o su cabello para complacer las preferencias de un hombre. El hombre que te va a querer, te va a aceptar tal como eres, con el cabello como tú decidas llevarlo. No es justo someterte a tratamientos o procedimientos para agradar a otro; si decides hacerlo, que sea por ti, porque te amas y te valoras. Les pregunté si entendían lo que les estaba diciendo, y todas asintieron solemnemente.

Nunca olvidaré a una niña de ocho años que trajeron a mi consultorio hace cerca de una década porque había dejado de comer. Me dolió profundamente escucharla decir que una tía le había asegurado que si seguía así de gorda, ningún hombre la iba a querer. ¡Qué nivel de abuso decirle algo así a una niña! Y lamentablemente, no fue la primera ni será la última en escuchar ese tipo de comentario.
Cuida tu salud, haz ejercicio, toma agua, cuida tu cabello y tu piel, pero hazlo por amor y aprecio hacia ti misma, no porque buscas que otros te quieran.

06/10/2025

En la plaza donde tengo mi consultorio hay ocho restaurantes, sin contar la heladería, el local de galletas y el de waffles. En otras palabras, a la hora del almuerzo quienes trabajamos aquí tenemos opciones para todos los gustos y presupuestos.

Hoy tuve una cita temprano y no quería regresar a casa para almorzar, así que decidí pasar por uno de los restaurantes cercanos. Faltaban unos diez minutos para las doce cuando llegué. Adentro, una señora movía una silla y una pareja estaba sentada en una mesa. Pregunté si ya estaban abiertos.
La señora me miró como si le hubiera dicho algo ofensivo. El hombre en la mesa se volteó y, sin mucho interés, respondió: —En diez minutos.
Sin agregar una palabra más, me fui. Como mencioné, hay ocho restaurantes en la plaza.

Esta hubiese sido la respuesta ideal: “Aún no hemos abierto, pero puede pasar y tomar asiento. Mientras tanto, puede ir viendo el menú y en unos minutos le tomo su pedido.”

El problema: la mayoría de las personas habrían regresado después de esos diez minutos, y los encargados nunca habrían notado nada malo en su actitud.

A pocos metros encontré otro restaurante que ya estaba abierto y atendiendo desde las once. Simple lógica: no todos los que trabajan aquí almuerzan exactamente de las doce.
Lección: El marketing y una buena receta pueden darte fama, pero la humildad es la que te da éxito.
Desde que abrí mi consultorio en esta plaza, hace tres años, han cerrado al menos seis restaurantes. Qué casualidad.

02/10/2025

Cuando era adolescente conocí a un pastor extranjero que apenas hablaba español. Siempre repetía la frase: “Dios te bendice”. Algunas personas lo corregían, porque no era la forma más común de decirlo, pero la verdad es que la conjugación de verbos en español puede resultar bastante complicada para aprender. Así que el pastor seguía saludando a los feligreses con un sencillo “Dios te bendice”.

Hace poco lo recordé y comprendí algo valioso: en realidad no había nada incorrecto en su expresión, porque Dios efectivamente nos bendice. A veces, cuando decimos “Dios te bendiga”, lo planteamos como un deseo que quizá no se cumpla. En cambio, “Dios te bendice” afirma una verdad que ya está sucediendo.

No importa si crees en Dios, si prefieres llamarle universo o ser supremo: esa fuerza mayor nos bendice constantemente. Y creo que eso es algo que nunca deberíamos poner en duda.

29/09/2025

Acabo de ver un reel que me pareció fascinante. Un joven, de unos treinta años, le contaba a un empresario que en dos años y medio había aplicado a casi 500 empresas y en ninguna siquiera lo habían llamado. El empresario le preguntó por qué pensaba que eso ocurría. El joven respondió que no tenía títulos universitarios y vivía en una región con pocas oportunidades.

Entonces, el empresario le preguntó qué había puesto en su hoja de vida. El joven habló de su área de experiencia y el empresario, interesado, le propuso: “¿Qué te parece si te ofrezco un trabajo y te observo durante los próximos 90 días?”.

En vez de aceptar con gratitud, el joven respondió con desdén: “Bueno, voy a investigar sobre tu empresa”. La conversación se volvió caótica. El empresario ofreció un salario razonable, pero el joven lo cuestionó, preguntando si lo que ofrecía era un salario razonable o un salario digno y según qué definición. Finalmente, el empresario retiró su oferta: para alguien que decía buscar empleo, el joven parecía demasiado atrapado en su papel de víctima.

Esa actitud es más común de lo que creemos. Hay personas que se aferran tanto a su caos que no están dispuestas a aceptar soluciones. Quizás el joven no quería un trabajo; lo que quería era seguir enojado para poder culpar a otros de su pobreza.

No seas así.

26/09/2025

Los tiempos en que se decía que los niños debían ser vistos, pero no escuchados, quedaron atrás. Muchos de nuestros padres —y quizás también nosotros— crecimos bajo ese mandato y sabemos lo doloroso que fue. Hace poco escuché a un hombre confesar que no tiene un solo recuerdo de haber recibido un abrazo en su infancia, y mucho menos de haber sido escuchado.

Hoy, en cambio, esta nueva generación se atreve a decir lo que la mayoría de nosotros callamos. Y aunque a nosotros el silencio nos salió caro, todavía queremos exigirles a ellos que guarden los secretos. Pero no lo harán, porque cargar con eso es demasiado pesado. El aumento de enfermedades degenerativas en nuestra generación es un espejo de todo lo que nos dijeron que era mejor reprimir.

Por eso quiero dejarte un reto para este fin de semana, si de verdad tu intención es sanar. Pregúntale a tus hijos lo siguiente:

“Dime una cosa que hago que te ha hecho sentir que no te valido, no te veo o no te escucho.”

Y cuando respondan, no te defiendas. Escucha. Agradece. Y cambia.

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