12/11/2025
Esta mañana leí un comentario bajo un video que explicaba cómo el consumismo está afectando la salud mental de la población. Decía así:
“El consumismo es la mejor manera de mantener a las personas distraídas, creyendo que son libres mientras, poco a poco, sus deseos son moldeados para servir al sistema.”
Si no te has enterado de lo que ha estado ocurriendo en Estados Unidos con los vasos de osito de Starbucks, considérate afortunado. No entraré en detalles, pero cuando uno ve a adultos mayores de 35 años peleándose a puñetazos por un vaso, es evidente que algo no anda bien.
El vaso no es gratuito. Cuesta más de $30, no tiene ninguna función especial y se puede encontrar fácilmente en tiendas en línea, sin el logo de Starbucks, por mucho menos. No es térmico ni tecnológico: es simplemente un vaso de vidrio con forma de oso.
Pero bastó con que la empresa anunciara que era una edición limitada para que la gente enloqueciera. De pronto, todos los problemas financieros, emocionales y sociales quedaron a un lado, y miles de personas salieron corriendo a llenar los bolsillos de la compañía.
Nos gusta creer que “distraernos” es una forma de alivio, pero en realidad muchas veces es solo una manera de evadir la realidad.
Se acercan las fiestas, y con ellas la tentación de llenar vacíos emocionales comprando o comiendo en exceso. No caigas en esa trampa. Ningún objeto puede llenar lo que solo la conciencia, la calma y la conexión real pueden sanar. Mientras sigas gastando sin pensar, no podrás decir que eres libre.