16/08/2025
POR QUÉ UNA INFECCIÓN DENTAL NO TRATADA PUEDE AFECTAR EL CORAZÓN
Todo empieza con una molestia leve: una caries profunda, una encía inflamada, una sensibilidad extra al morder. Al principio parece algo localizado, un problema que solo involucra a la boca. Pero cuando una infección dental no se trata a tiempo, las bacterias responsables no se quedan quietas. A través de la sangre, pueden viajar más allá de la cavidad oral y alcanzar órganos vitales, incluido el corazón, donde desencadenan complicaciones que pueden poner en riesgo la vida.
La conexión se da porque la boca está irrigada por una densa red de vasos sanguíneos. Cuando una infección dental perfora el tejido y llega a la raíz del diente o a la encía, las bacterias y sus toxinas pueden entrar en el torrente sanguíneo. Una vez ahí, tienen la capacidad de fijarse en el endocardio —la capa interna del corazón— o en las válvulas cardíacas, provocando una inflamación grave conocida como endocarditis infecciosa. Esta condición, aunque poco común, es potencialmente mortal y puede dañar de forma irreversible la estructura cardíaca.
Incluso sin llegar a causar endocarditis, la inflamación crónica derivada de una infección dental prolongada mantiene al sistema inmune en estado de alerta continua. Este estrés inflamatorio puede agravar enfermedades cardíacas preexistentes, favorecer la formación de placas en las arterias y aumentar el riesgo de eventos como infartos o accidentes cerebrovasculares.
Las personas con válvulas cardíacas artificiales, malformaciones cardíacas congénitas o antecedentes de endocarditis son especialmente vulnerables, pero cualquiera puede verse afectado si la infección se ignora el tiempo suficiente. Los signos de alarma no siempre son evidentes: fiebre persistente, fatiga, sudoraciones nocturnas o dolor torácico pueden aparecer semanas después de que la infección oral se haya iniciado.
Tratar a tiempo una infección dental no solo alivia el dolor y preserva la pieza afectada, también interrumpe la ruta que las bacterias podrían seguir hasta el corazón. La higiene oral rigurosa, las visitas periódicas al dentista y la atención inmediata ante signos de infección son medidas simples que protegen mucho más que la sonrisa.
Porque lo que sucede en la boca no se queda en la boca. Una infección no tratada puede transformarse en un viaje silencioso hacia el corazón, y detenerla a tiempo es cuidar tanto la salud dental como la vida misma.