31/08/2025
Cortesía
Del equipo de Startbien
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RETIRARSE A TIEMPO: UNA FORMA DE ACEPTACIÓN
Cuando se tiene un hijo que sigue consumiendo dr**as a pesar de los intentos, llega un momento en que insistir deja de tener sentido. Los padres suelen invertir tiempo, dinero, lágrimas y energías en rescatarlo, pero la realidad muestra que no siempre es posible. Retirarse a tiempo, en este caso, no significa dejar de amar ni abandonar, sino reconocer con dignidad que esta batalla no depende de ti y que seguir luchándola puede destruirte.
Aceptar retirarse es un acto de la voluntad: implica reconocer que tu hijo ha elegido un camino que, por ahora, no quiere soltar, y que tu insistencia constante ya no ayuda, sino que te hunde con él. Es la renuncia saludable del que dice: “Ésta no es mi guerra”. No es cobardía, es sabiduría: deponer las armas en una lucha donde tu poder de influencia es limitado.
Quien aprende a soltar logra tres cosas fundamentales:
1. Descarga de expectativas innecesarias: deja de ilusionarse con que cada intento de rescate dará resultado inmediato.
2. Aprender a perder: acepta que la vida también implica derrotas, y que no todas son destructivas; algunas enseñan y liberan.
3. Disminución de la catastrofización: descubre que lo que tanto temía —renunciar al control— no es tan terrible como parecía, porque trae descanso y paz interior.
El cansancio de un padre que decide retirarse de la lucha no es depresión, sino liberación. Es el cuerpo diciendo: “¡Ya basta! No puedes seguir cargando lo que no te corresponde”. Este cansancio es un aliado, porque te empuja a poner límites y a reconocer que tu rol no es salvar a la fuerza, sino estar disponible desde el amor firme, sin perderte a ti mismo en la batalla.
La esperanza irracional es una de las trampas más comunes. Se sostiene en frases como: “Quizás esta vez cambie”, “si le insisto un poco más dejará la droga”. Esa esperanza se convierte en un ancla que ata al futuro y roba el presente. En cambio, una renuncia sana implica vivir el presente con lo que es, no con lo que se desea que sea.
En nuestra cultura, rendirse se asocia con derrota, pero en este caso es un acto de sabiduría. Retirarse no es desertar: es cuidar tu salud mental y emocional, es proteger a tu familia y a ti mismo, es elegir vivir con dignidad sin hundirte en la misma espiral de tu hijo.
Aceptar que no es tu lucha no significa desamor, sino amor en su forma más madura: dejar que cada uno cargue con las consecuencias de sus elecciones. Al retirarte, no le cierras la puerta al cambio, pero tampoco te destruyes en un combate interminable.
Aprender a perder, en este contexto, es aprender a soltar. Y soltar es un paso hacia la sabiduría y la paz interior.
Referencia bibliográfica
Startbien. (2025). Retirarse a tiempo: una forma de aceptación. Material educativo sobre adicciones y coadicción.
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