29/10/2025
Seguimos derribando mitos sobre el uso de la terapia inhalatoria, no nos dejemos llevar por mitos y creencias… la terapia inhalatoria no es exclusividad de los pacientes asmáticos, ni causa dependencia......cualquier paciente lo puede usar bajo indicación del médico
Doctor, ¿le tengo que nebulizar? ¿Eso no es solo para los que tienen asma?”
No, para nada. Nebulizar o usar aerocámara no significa que tu hijo tenga asma. Es simplemente una forma más directa y efectiva de administrar el medicamento hasta la vía respiratoria, justo donde se necesita, y en dosis mucho más bajas que si fuera un jarabe.
Es una herramienta muy útil que usamos los pediatras y que puede hacer una gran diferencia cuando hay tos, flemas o dificultad para respirar. Pero alrededor de esto hay muchísimos mitos que vale la pena aclarar.
Algunos de los más comunes son:
que solo se nebuliza a los niños asmáticos,
que si lo nebulizas seguido se va a volver dependiente,
que después de nebulizar no puede salir, comer o dormir,
que hay que hacerlo en un cuarto cerrado, sin aire, casi como un ritual,
que es complicado preparar la mezcla,
que el jarabe es más efectivo,
o que la aerocámara es solo para niños grandes.
Nada de eso es cierto.
La realidad es que el medicamento llega directo a la vía aérea a los bronquios y pulmones, sin pasar por el estómago. Actúa rápido, con menos efectos secundarios, disminuye la inflamación, en ciertos casos relaja los bronquios y ayuda a que el niño respire mejor. También mejora la oxigenación, calma la tos y evita que los cuadros respiratorios se compliquen.
Y por cierto, para los que sí tienen asma, también es la mejor opción. Es la manera más segura y efectiva de controlar los síntomas, prevenir crisis y mantener la vía respiratoria en buen estado.
Nebulizar o usar aerocámara no es señal de enfermedad grave ni de que “ya se quedó con alguna secuela en los pulmones”. Es simplemente una forma práctica, segura y efectiva de ayudarle a esa tos.
Confía en tu pediatra, usa bien la herramienta y olvídate de tanto mito. No necesitas cuartos cerrados, ni dejarlo sin cenar, ni rituales raros. Solo un buen diagnóstico y el tratamiento correcto.