28/10/2025
Llega un punto en el proceso de crecimiento en el que te das cuenta de que protegerte también es una forma de quererte.
Aprendes que decir “no” , no es egoísmo, sino una declaración de respeto hacia tu bienestar emocional y mental.
Cuando reconoces tu valor, dejas de justificar comportamientos que te hieren, de perseguir vínculos que no te cuidan o de tolerar dinámicas que apagan tu paz. Empiezas a comprender que el amor propio no se trata solo de frases bonitas, sino de límites firmes y decisiones coherentes. Dejas de pedir menos de lo que mereces porque entiendes que tu energía, tu tiempo y tu calma son sagrados.
Y ahí es donde se vuelve visible tu amor propio: en las renuncias, en las conversaciones que ya no sostienes, en los espacios que ya no ocupas, y en las veces que eliges alejarte para cuidar tu paz. Aprender a no permitir lo que te lastima no te hace frío ni distante, te hace consciente. Es el reflejo de una madurez emocional que sabe que el amor más genuino comienza por ti mismo.