17/10/2025
Hay personas que no llegan para quedarse,
sino para enseñarte algo que no sabías de ti mismo.
Personas que, sin prometer nada,
te enseñan el valor de tu propio amor,
que no necesitas rogar cariño para merecerlo,
ni perderte en alguien más para sentirte completo.
Ellos aparecen casi sin aviso,
cuando tu alma anda cansada de dar sin recibir,
cuando tus manos tiemblan por tanto soltar.
Y entonces, con su presencia tranquila,
te muestran que amar no siempre es poseer,
que a veces el amor más puro
es aquel que te devuelve a ti.
Porque hay amores que te rompen,
pero también hay almas que te reconstruyen.
Te enseñan a mirarte con ternura,
a perdonarte por haber permitido tanto,
a abrazarte sin miedo,
a reconocerte en el espejo y decir:
“ya no me hace falta que me elijan,
porque por fin me elegí yo”.
Y sí… puede doler su partida,
porque esas personas dejan huellas suaves pero profundas,
como si se hubieran quedado viviendo en tus pensamientos.
Pero con el tiempo entiendes que no se fueron del todo:
te dejaron algo más valioso que su presencia,
te dejaron el amor propio que tú habías olvidado.
No todos los amores son para quedarse.
Algunos llegan solo para despertarte,
para recordarte lo que mereces,
para enseñarte que el amor más grande
empieza en tu propio corazón.
(Me gustó mucho)