13/12/2025
La madre es la principal figura de apego seguro de los hijos. Una madre violentada física, psicológica, material y económicamente, deja de ser funcional, lo que innegablemente afecta a los hijos en todos los niveles.
Hijas e hijos sufren al ver sufrir a su madre, y experimentan ansiedad al
sentir comprometida su fuente de seguridad y de confianza con el mundo.
Las violencias material y económica que ejerce el agresor sobre la madre, también precarizan irremediablemente la vida de sus hijos, que frecuentemente tienen que dejar la casa en la que vivían, la escuela en la que estudiaban o abandonar clases particulares de futbol o ballet.
Si además hay violencia judicial y denuncias falsas, la perspectiva de ser arrancados de los brazos de sus madres y ser obligados a vivir con su agresor, puede causarles verdadero terror y trauma. Otro terror es la amenaza de que sus madres, las que los cuidan en sus enfermedades, y velan sus sueños, puedan ir a la cárcel.
¿Podemos imaginarnos cómo se altera la salud mental y la vida emocional de niñas y niños que están viviendo todo esto? Los pequeños, no por serlo, son tontos. Perciben las emociones de sus padres, el ambiente y la tensión. Frecuentemente escuchan las discusiones o ven como su madre no puede levantarse de la cama o está asumida en profunda tristeza. Mamá, ¿por qué lloras? Es una pregunta que conlleva mucha angustia en los hijos. Ver a su piedra de apoyo desmoronarse, les derrumba todo su mundo.
A la luz de lo anterior, no hay manera de seguir afirmando que la violencia es solo horizontal. Cuando hay hijos, todos sufren. Es imposible separarlo. No es un conflicto de Pareja, es un conflicto familiar. Por eso no nos cansaremos de decir que la violencia hacia las madres, es violencia directamente proporcional hacia los hijos.
Y aún así, jueces, abogados, psicólogos de los centros de convivencia, insisten en que los niños separen el dolor que están viviendo en casa, al lado de su madre, de su “amor” por su progenitor. Insisten tanto en ello que los hacen sentir culpables con frases como: “es tu papá, y siempre lo va a ser”, “no seas orgulloso, tienes que perdonar”, etc.
** Aclaración: Esta publicación no niega también existan mujeres, agresoras o que maltraten a sus hijos. Pero, además de que ocurre con mucho menor frecuencia, la mecánica es distinta, porque no hay una dinámica de desigualdad en el ejercicio del poder por factores económicos, sociales y culturales.
©️Natalia González.
* Autora y mentora sobre abuso psicopático, violencia post separación, violencia vicaria, de género, acoso escolar y laboral.
* Agenda tu asesoría.