25/04/2021
¿Cómo consolar a quien perdió un ser querido?
Ante la muerte, el mundo se detiene. Todo gira pero nada cambia. En segundos la confusión y el dolor forman una niebla que abarca y aplasta, impidiendo el paso de cualquier rayo de luz. como esta muchos no sabemos cómo reaccionar, qué decir o hacer. Si guardar silencio, llegar con una canasta de frutas o llamar insistentemente hasta obtener respuesta.
Qué decir cuando no hay nada que decir.
Como personas sensibles y solidarias, siempre tratamos de hacer lo correcto. Sin embargo, hay veces que al tratar de hacer lo correcto y no tener éxito, podemos hacer más daño que bien.
No importa que tan bien intencionadas eran esas palabras, son una cruel invasión hacia las emociones del doliente.
Otra frase, no recomendable para decir, después de la muerte de alguna persona que haya vivido hasta los ochenta o noventa años es: "Por lo menos él vivió una vida completa". No importa que tan bien intencionadas eran esas palabras, son una cruel invasión hacia las emociones del doliente. Este tipo de frases trivializan el dolor del deudo y lo hacen sentir como si estuviera sufriendo por algo innecesario. Esto desconecta al doliente del que intenta reconfortarlo, cuando el propósito de consolar es conectarse al doliente.
Una joven viuda estuvo muy dolida por el comentario de una amiga, mientras la visitaba para consolarla después de la muerte del esposo, le mencionó con sus mejores intenciones: "Tú eres joven y bonita, seguro que pronto vas a encontrar a alguien".
Sin sumergirnos tanto en otros ejemplos, podemos agregar a nuestra lista de frases para no decir, algunas como: "Yo sé cómo te sientes", "La vida sigue", "Pronto te vas a sobreponer", "Tienes otros hijos", "Tu pena pasará rápidamente", y "Tienes toda una vida por delante". Todos estos comentarios banalizan el dolor, en vez de respetar la gravedad del sufrimiento.
Las visitas a dolientes, nos desafían a ser excesivamente sensibles y cuidadosos con lo que sale de nuestros labios. Una vez que las palabras salieron, no pueden ser anuladas. Es bonito cuando los dolientes entienden y aprecian nuestras buenas intenciones, pero no deberíamos confiar en esto.
Tú puedes preguntar, "Si todo lo que digo es potencialmente contraproducente, entonces, ¿que debo decir?". Esta es una excelente pregunta. Y la respuesta es: ¡no digas nada! ¿No decir nada?, ¿No es acaso obligación del que intenta reconfortar al deudo decir palabras de consuelo? La respuesta, tan sorpresiva como suene, es No. No es obligatorio decir palabras de consuelo, la obligación es reconfortar, simple como suena.
¿Cómo puede uno consolar sin decir palabra alguna? Consolar a alguien puede lograrse simplemente acompañando al doliente, incluso en silencio. Todos estaríamos de acuerdo que ir y no decir nada es mejor que ir y decir algún comentario molesto o desagradable. Claro está, el mejor resultado puede lograrse al visitar y compartir pensamientos y reflexiones inteligentes.
¿Pero cómo puede alguien saber que es apropiado si cada doliente piensa distinto? La respuesta es a través del silencio, acercándonos con los labios sellados y con los oídos completamente abiertos. Este es el protocolo judío, un protocolo comúnmente ignorado, para las visitas a dolientes. Ve, siéntate y escucha. El doliente empezará a hablar, y ahí sabrás que es lo que necesita. Después puedes responderle. Esta es la forma segura y sensible para confortar a los deudos.
A su vez, identificarse con el deudo y con su duelo es extremadamente importante. Reconocer la dificultad de encontrar las palabras correctas para decir es un gesto consolador. Querer saber más sobre el difunto es también bienvenido, siempre y cuando uno intuye que al doliente le consolará esta actitud.
Una de las formas más efectivas para consolar es decir cosas bonitas sobre el difunto y sobre los dolientes. Historias sobre el difunto, especialmente esas que los familiares no conocían, son una gran fuente de consuelo y a menudo causan una sonrisa en el rostro del doliente. Expresar admiración por el amor que unía al deudo con la persona fallecida, o por los cuidados que se le procuraron también puede ser un método efectivo para consolar.