09/06/2023
Construyendo una auto estima saludable
Hoy es frecuente escuchar que alguien tiene dificultades para manejar bien sus relaciones personales o al tomar decisiones importantes por tener una auto estima baja. ¿Qué significa eso? Esas expresiones significan que la manera como se percibe y valora a sí misma esa persona es como si fuera alguien de poco mérito o valor, como si no mereciese las cosas buenas y nobles de la vida. Esto le pasa a mucha gente, veamos cómo podemos evitar que les pase a nuestros hijos.
La auto estima se forma en base a las relaciones primarias, es decir a la relación madre-niño y padre-niño. La relación madre-niño inicia desde que el óvulo fecundado se implanta en el útero; al inicio la relación es sólo bioquímica, así el futuro bebé encontrará un útero acogedor (o no) y continuará con su desarrollo, compartiendo a las pocas semanas los estados emocionales de la madre, el bebe aprende a sentirse aceptado o rechazado, protegido o amenazado, mimado o maltratado, etc. Por supuesto no experimenta esas emociones de la misma manera que un adulto, sin embargo percibe la carga emocional, su sentido e intensidad. Siente y aprende. Este es el inicio de las bases de la auto estima, la proto historia de la vida psíquica de esa persona; el inicio del inconsciente como un elemento de la zona profunda de la estructura su personalidad.
El desarrollo y aprendizaje continúan durante el embarazo, de ahí la importancia de que la madre tenga un embarazo tranquilo, sin preocupaciones innecesarias, sin contratiempos que puedan evitarse, este solía ser uno de los sabios consejos de las abuelas; hoy la ciencia ha comprobado que tiene fundamento. Todo es registrado, todo influye, al punto que cargas altas de estrés pueden generar cambios epigenéticos, dificultar el proceso de definición de género y preferencia sexual, etc. A partir de la segunda mitad del embarazo el bebe comienza a reconocer y responder a la voz del padre y a las reacciones de la madre frente a la presencia del padre; así, el tejido de las relaciones se hace más complejo, reflejando su realidad; las respuestas emocionales devienen en sentimientos de aprecio y valoración hacia la madre, hacia el padre, hacia sí mismo.
Luego del nacimiento continúa el desarrollo de las relaciones primarias siendo la relación madre-hijo la de mayor relevancia para la formación de la autoestima, el bebé necesita oír la voz de la madre, escuchar los latidos de su corazón; necesita tener contacto visual con ella y verla sonreír, jugar con ella, necesita de su atención y dedicación. El bebé llamará y necesitará oír la respuesta de su madre, eso no es negociable para la auto estima; la abuela, el padre o la niñera pueden ser útiles para fines prácticos, pero es enorme la diferencia en la profundidad emocional en cada caso; esto repercute en la autoestima pues esta y la futura capacidad de amar están condicionados por la oportuna y eficiente respuesta amorosa de la madre.
La relación padre-hijo también está presente desde los primeros meses de vida, más como un “satélite” de la madre; su relevancia está condicionada por la mediación de la madre, así, un padre será protector en la medida que la madre lo acepte y valore como tal, mostrándose segura y confiada en su compañía; será proveedor en la medida que la madre valore su aporte al hogar, lo considere agradable y suficiente, mostrándose satisfecha y complacida por sus atenciones. La madre es el elemento validador de la relación con el padre y la hace posible.
Sin la aceptación y valoración positiva de la madre hacia su pareja la imagen paterna no prosperará, será deficitaria, al margen de cuanto se esfuerce el padre o trate de aportar a la relación. En los primeros años formativos de la auto estima y personalidad, si bien el papel de la madre es fundamental el papel de la imagen paterna no es menos importante; su contacto visual mostrando aceptación y aprecio es imprescindible para una buena autoestima; jugar con el padre le permite ubicarse en un mundo donde hay reglas, en el que se gana y se pierde; el padre a través del juego le enseña a divertirse, a g***r de la vida y que al margen de que no todo salga como queremos, mañana será otro día, con nuevos retos y alegrías. El padre validado, presente y eficiente nos enseña a proyectarnos al futuro, a confiar en los otros y que al margen de las dificultades podemos crear un mañana mejor, salir adelante, a tener confianza y fe, en nosotros mismos, en nuestros padres y en un orden superior.
Sin la presencia y validación del padre difícilmente se logrará una auto estima adecuada y suficiente par a las exigencias de las complejas relaciones dentro de la sociedad.
Entonces, si bien las bases de la auto estima se establecen durante los primeros años, su desarrollo y evolución se dan a lo largo de toda la vida. Aquella que se formó en los primeros años es difícil de cambiar, nos acompañará influyendo en nuestras relaciones, decisiones, expectativas de vida, etc. Las relaciones muy significativas hacen evolucionar nuestra auto estima, lo mismo pasa con las experiencias críticas o trascendentales.
Cambiar nuestra auto valoración difícilmente se consigue en un taller de dos semanas; se requiere movilizar una gran cantidad de energía por voluntad propia y ser consciente de los resultados de nuestras acciones. Asumir la responsabilidad de nuestra vida y felicidad, sin culpar a otros por las decisiones que nosotros hemos tomado. Se requiere un trabajo de auto descubrimiento y re evaluación de nuestras relaciones primarias y más significativas a lo largo de nuestra vida. Hoy en día es poco frecuente encontrar personas que practican la introspección con frecuencia por lo que para muchos resulta más útil y práctico trabajar su auto estima con el acompañamiento de un psicoterapeuta.