08/11/2025
La frecuencia perfecta de Dios
Algo que he aprendido en estas más de cinco décadas de vida es que, en algún momento de nuestra historia, siempre hay un personaje que marca nuestra forma de ver el mundo. Puede influirnos en el comportamiento, la forma de vestir, los gustos musicales o en la manera de entender la cultura y la sociedad. Son detalles que se van formando en la adolescencia, pero que, con el tiempo, dejan huellas que seguimos imitando sin darnos cuenta.
Hoy, con la experiencia que sigo acumulando y las lecciones que la vida me da cada día, he comprendido que la música es, en realidad, una de las más bellas manifestaciones de Dios. Cada estilo, cada ritmo, cada melodía tiene una frecuencia que conecta con el alma de los seres humanos: jóvenes, adultos, ancianos o incluso bebés.
La música posee esa frecuencia perfecta de Dios.
Y cuando sientas que necesitas superar una crisis, renovar tus fuerzas o simplemente reconectar con tu espíritu, escucha música. No solo la oigas: siéntela. Deja que sus vibraciones recorran tu cuerpo y tu alma, porque en esos sonidos está Dios hablándote, guiándote, reconfortándote.
Alimenta esa música con un poco de fe, y verás cómo tu espíritu vuelve a sentirse joven y lleno de vida. Porque en cada nota, en cada frecuencia, está la voz divina recordándote que todo tiene un propósito, y que siempre hay una melodía que puede ayudarte a seguir viviendo conforme a Su voluntad.