23/07/2025
Aprendí que donde no me valoran, no me quedo. No suplico cariño ni intento convencer a nadie de mi valor, porque quien no lo ve, simplemente no merece mi presencia. Mi amor propio me enseñó a cerrar puertas sin miedo, sin dudar, sin mirar atrás. Insistir en un lugar donde no me respetan sería traicionarme a mí misma.
No soy opción, ni plan de último momento. Quiero lo genuino, lo que fluye sin presiones ni pruebas constantes. Si en algún momento siento que ya no pertenezco, me marcharé con la misma dignidad con la que llegué. La vida sigue, y mi paz no tiene precio. No es orgullo, es respeto propio. Aprendí que irme no es perder, es recuperar mi libertad y abrirme al camino donde me valoren de verdad.
Y en ese viaje, jamás miraré atrás. Porque cuando uno decide amarse primero, el pasado deja de ser una opción.