Escribe Libros Electronicos

Escribe Libros Electronicos “SOBRE LAS NUBES” y "ALTO MAYO el paraíso escondido" dos libros, dos vivencias distintas.

Desde entonces y a partir de esa tarde que fue la primera vez, empezamos a caminar juntos por las calles de la ciudad, í...
25/07/2025

Desde entonces y a partir de esa tarde que fue la primera vez, empezamos a caminar juntos por las calles de la ciudad, íbamos cogidos de la mano perdiéndonos con dirección a la sala de cine frente a la plaza de armas del puerto. Todos los domingos por la tarde salíamos de paseo por la ciudad jugueteando a veces por el malecón, o corriendo y escondiéndose tras las palmeras, y otras veces, detrás las bancas dispersas frente a la bahía. En algunas ocasiones era solo para pasear juntos las tardes de verano por las calles, mirando negocios abiertos, o asistiendo a las salas de cine.
Los fines de semana la cita era en la playa de Santa en el vecino poblado frente al mar; esa tarde en tanto paseábamos por las orillas del mar y la laguna al atardecer, cansados de caminar nos fuimos a recostar los cuerpos bajo la planta de un fornido sauce, esperando llegue la hora de regresar a la ciudad. Descansando la tarde recostada mi cabeza en el robusto muslo de Sarango como almohada, ella entusiasmada por el momento y la tarde serena de verano, decidió contar una narración que le había relatado el hermano de su padre, cuando trabajaba juntando abono al otro lado de la isla blanca, entre cuentos y leyendas relató esa tarde: "una noche después que se apagó la fogata que habíamos hecho al otro lado de la isla, y los otros amigos dormían, la claridad de la luna en plenilunio invitaba salir a caminar por la orilla del mar, que en esa parte es transparente con solo pequeñas olas moviéndose en vaivén, hasta donde se acercaban los delfines después de pasear por la bahía.
Me sorprendió ver una sirena cabalgando un delfín, o tal vez solo lo acompañaba navegando juntos por entre las pequeñas olas jugueteando como jóvenes enamorados, haciendo piruetas a donde nadie los ve. Dijo el hermano de mi padre, que se quedó por largo rato mirando la escena mientras sus compañeros dormían, esperaba escuchar el canto de la sirena de la que le habían hablado, pero que eso no sucedió y después de un largo rato de juguetear por sobre de las pequeñas olas, se retiraron por el boquerón desapareciendo, dejando el mar tranquilo con la luna brillando en un cielo sin nubes.
Esa noche se fue a dormir y al día siguiente, sus amigos no lo creyeron su narración pensando que había soñado por dormir cansado de trabajar. Sin embargo, días antes de volver al puerto para no regresar a la isla, una noche esperó que se durmieran sus amigos y decidió volver aprovechar la luna llena alumbrando la inmensidad del mar y, vio aparecer otra vez la sirena dorada sobre las olas, esta vez; no venía con un solo delfín, lo acompañaban muchos delfines más jugueteando sobre las olas de un mar tranquilo y apacible, al otro lado de la isla blanca que hace guardia al puerto de la bahía, comprobó así, que no había sido un sueño lo anterior, decidiendo esta vez, no contar el suceso a sus amigos.
Al día siguiente regresó al puerto y de ahí, a su lejana tierra talareña que era el lugar de su procedencia, algunos años después volvió al puerto por negocios y una noche, decidió ir hasta el cerro colorado a observar el mar, encontrándolo a medio derribar, a pesar de ello, tomó asiento y se quedó largo rato mirando al mar. Era noche de luna llena y esperaba volver a ver a la linda sirena navegar junto a los delfines, pero no aparecieron más, durante el día, había trabajadores demoliendo el cerro para llevar el material con la intención de construir un terminal ganándole tierra al mar, pensó que tal vez fue eso que ahuyentó a los delfines y a la sirena dorada que, en las noches de plenilunio, salía a navegar por sobre las pequeñas olas del mar de la bahía.
¿Tú crees que la sirena dorada vuelva aparecer? Preguntó Sarango en el momento que decidíamos ponernos de pie bajo el verde sauce, cuando el sol se ocultaba tras el mar y los buses regresaban a la ciudad.

De: LA PERLA DEL PACÍFICO y la ciudad de la luna negra.

Después que pasaron algunos años y mi prima Rocío había crecido, mi abuela nos encargaba a los dos le consiguiéramos los...
25/07/2025

Después que pasaron algunos años y mi prima Rocío había crecido, mi abuela nos encargaba a los dos le consiguiéramos los ingredientes para sus curaciones: hierba del susto, pauilla, pachichar, paigosa, diente de león, pie de perro, churguis, pepa de palta, ortiga, ajenjo, azahares de todo tipo de árboles frutales, cardo santo; en fin, una serie de hierbas que encontrábamos en el campo.
Ella los guardaba en la shanga _que eran unos aros en forma circular tejidos y armados con cabuyas, y los colgaba de su techo para que secaran las yerbas sin ningún inconveniente. También tenía una mushca con una grabación de una cruz en la parte de abajo, y un ushco para moler las hierbas; “la piedra del rayo” que usaba en sus curaciones, era una pequeña piedra esférica pulida de color negro que le servía como instrumento para adivinar a los pacientes que lo requerían, siempre lo llevaba guardada y muy bien escondida en no se sabe que parte de ropa, además de un crucifijo de oro macizo que le había comprado mi abuelo en Cajabamba, y la había bendecido el cura del pueblo.
Ella era la única que sabía interpretar lo que sus amuletos decían, venían gentes de todas partes de los centros poblados vecinos en busca de hallar en ella, los consejos suficientes y necesarios para mejorar su salud deteriorada, afirmaban que era muy curiosa mi abuela. Mi abuela me quería mucho, o digo nos quería a los dos con mi prima, por ese motivo; aprovechando el cariño que nos tenía, le pedíamos de vez en cuando nos contara un cuento de los muchos que sabía: de pájaros, del duende, de cómo ir al cielo convertido en espíritu, de San Isidro Labrador y de otros cuentos que ella creo que los inventaba: ¿Abuela, y cómo fue que apareció el Chaurac? Una pregunta inocente por un pájaro que vivía en las huertas y su plumaje era como si vistiera de rayas, hacía tremendo ruido cuando nos veía cerca no permitiendo siquiera escucharnos entre nosotros; ante la pregunta, contestó como si hubiera estado esperando le preguntáramos.
El chaurac antes de ser pájaro, era un joven que no callaba nada, era un chismoso; todo lo que veía lo contaba a toda la gente como el Paucar macho hace en la selva, un día lo denunciaron por calumnia y lo enviaron a la cárcel con su traje a rayas, mientras dormía en su celda se le apareció un ángel enviado por el dios ataguju, el ángel le dijo que todo había sido un mal entendido y que debería de vivir en libertad, para evitar venganzas en el mundo humano al verlo libre lo convertiría en pájaro.
Una vez convertido en pájaro con su plumaje a rayas tal como había sido su uniforme en la cárcel, se dedicó a pasar la voz a los otros pájaros con gritos fuertes cada vez que veía a un depredador cerca, los pájaros alertados por su gritos volaban en distintas direcciones, no permitiendo ser presa de cazadores furtivos; recordaba su vida de humano que siempre le gustaba vivir bien, decidiendo hacer uso del Don que le dio el ángel pensó en hacer uso de la inteligencia otorgada, para construirse un hermoso nido por dentro; lo exterior no le importó para nada y centro su esfuerzo en decorar su interior, tapizando su nido con lana y algodón que se lo robaba a las señoras que lo denunciaron para enviarlo a la cárcel, y evitarse la competencia en el chisme. Por ese motivo, cuando se les pierde la lana a las señoras, de seguro que ese pájaro los ha robado.
Para mi abuela todo era medicina, ella sabía ver en la naturaleza todo lo que le podía servir, aseguraba que el nido del chaurac servía para quemarlo sahumando la casa para ahuyentar a los malos espíritus, y curar a los que estaban medio locos por el aire del enemigo que les suele suceder a los campesinos de la aldea, pero; lo que a nosotros nos interesaba era que ella nos siga contando cuentos de los muchos que sabía.

De: TUNGUYAM brisas del valle.

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