18/10/2025
La sinusitis es...
Un proceso inflamatorio que afecta la mucosa que reviste los senos paranasales, cavidades óseas ubicadas alrededor de la nariz, los ojos y la frente, las cuales se comunican con las fosas nasales.
La sinusitis se clasifica en aguda, subaguda, crónica o recurrente, dependiendo de la duración del cuadro clínico y de su origen.
La aguda suele durar menos de 4 semanas y con frecuencia sigue a una infección viral de vías respiratorias superiores, como un resfriado común; la subaguda se extiende de 4 a 12 semanas y la crónica dura más de 12 semanas, con o sin reagudizaciones periódicas.
La recurrente implica varios episodios agudos en el transcurso de un año, con resolución completa entre cada uno.
Entre los agentes infecciosos más comunes se encuentran los virus respiratorios, las bacterias y, en casos crónicos o inmunocomprometidos, hongos.
Los síntomas típicos incluyen:
- Congestión o bloqueo nasal.
- Rinorrea purulenta (secreción amarillenta o verdosa).
- Dolor o presión facial, que se localiza según el seno afectado; puede sentirse en mejillas o dientes superiores, o bien, frontal, intensificándose al inclinar la cabeza; o entre los ojos e incluso en la parte posterior de la cabeza o en el vértice craneal.
- Disminución del olfato (hiposmia o anosmia).
- Cefalea, malestar general y, en algunos casos, fiebre.
En la sinusitis crónica, los síntomas son menos intensos pero persistentes; la congestión y la rinorrea se vuelven casi continuas, y puede coexistir con tos nocturna, halitosis y fatiga.
El diagnóstico suele basarse en la evaluación clínica, aunque en casos dudosos o persistentes se emplean métodos complementarios:
+ Rinoscopia o endoscopia nasal, que permite observar inflamación, secreción purulenta o pólipos.
+ Radiografía simple de senos paranasales, hoy menos usada.
+ Tomografía computarizada (TAC), que es el método más sensible y específico para valorar la extensión del proceso, la anatomía de los senos y las posibles complicaciones.
+ Cultivo de secreciones nasales o punción sinusal, útil en casos de sinusitis refractaria o recurrente.
El tratamiento depende de la causa, la severidad y la duración del cuadro.
En la sinusitis aguda viral, la mayoría de los casos son autolimitados y solo requieren medidas de soporte como analgesia y antipiréticos, lavados nasales con solución salina para mejorar el drenaje; descongestionantes; corticoides nasales, especialmente si hay componente alérgico.
Si los síntomas persisten más de 10 días, empeoran tras una mejoría inicial o hay secreción purulenta intensa y fiebre alta, se sospecha sinusitis bacteriana y se indica tratamiento antibiótico.
En la sinusitis crónica, el manejo requiere estrategias combinadas:
✓ Corticoides tópicos de uso prolongado.
✓ Antibióticos por tiempo extendido (3–6 semanas).
✓ Control de alergias o de factores predisponentes estructurales.
✓ Cirugía endoscópica funcional de senos paranasales, en casos resistentes, para restaurar el drenaje y ventilación normales.
Aunque la mayoría de los casos evolucionan favorablemente, la sinusitis puede complicarse, especialmente si se disemina la infección hacia estructuras vecinas; las complicaciones más graves incluyen la celulitis o absceso orbitario (por extensión desde el seno etmoidal); meningitis, absceso cerebral o trombosis del seno cavernoso y osteomielitis frontal (tumor de Pott).
Estos cuadros requieren manejo hospitalario urgente con antibióticos intravenosos y, a menudo, intervención quirúrgica.
Contemplando una perspectiva integral y más allá del enfoque médico tradicional, la sinusitis suele tener un componente ambiental e inmunológico.
La exposición continua a irritantes, el aire seco o contaminado, el tabaquismo y las alergias respiratorias contribuyen a su recurrencia; por ello, además del tratamiento farmacológico, se recomienda mejorar la calidad del aire interior, mantener una adecuada hidratación, practicar lavados nasales diarios y fortalecer el sistema inmunológico mediante una alimentación rica en frutas, verduras y probióticos.
Desde una visión psicosomática, algunos autores interpretan la sinusitis como una retención emocional vinculada al entorno inmediato, es decir, una reacción de bloqueo o saturación frente a algo o alguien que “no se tolera” en el ambiente cercano.
Sin embargo, esta interpretación no sustituye el tratamiento médico, sino que puede integrarse como reflexión complementaria para explorar factores de estrés que agravan la condición.
En síntesis, la sinusitis representa la conjunción de factores anatómicos, infecciosos, inmunológicos y ambientales; su abordaje debe ser integral, combinando el alivio de los síntomas, la eliminación de la causa, la prevención de recaídas y, cuando sea posible, la comprensión de los factores emocionales o de estilo de vida que contribuyen a su persistencia.