12/11/2025
¡Utiliza el juego sensoriomotor para fomentar la expresión de emociones!
Para los menores, incorporar sus preferencias sensoriales al juego es fundamental para involucrarlos en la interacción recíproca. Utilizar esas preferencias sensoriales también es importante para que el niño fortalezca y consolide su vínculo contigo.
Compartir emociones es el primer paso para desarrollar habilidades de comunicación emocional. Sienta las bases para que, en el futuro, busquen información y compartan experiencias con los demás. Compartir emociones implica interpretar constantemente los estados emocionales de los demás, así como compartir los propios. Si bien esto es natural para la mayoría de los niños, no lo es para los niños con autismo. Para ellos, compartir emociones puede resultar muy abrumador. Sus propias emociones pueden ser aterradoras, por lo que intentar interpretar las de los demás también puede ser confuso.
Muchos niños con autismo tienen una gran sensibilidad sensorial. Están muy conectados con sus preferencias sensoriales. A menudo, los niños se sienten atraídos por la estimulación sensorial que les resulta placentera y la buscan activamente. Esta estimulación tiende a calmar y organizar su sistema nervioso, además de excitarlos e interesarlos. Se sienten atraídos por los "patrones sensoriales", que suelen ser patrones repetitivos y rítmicos de movimiento (mecerse, balancearse, girar, columpiarse), visuales (reflejos, patrones de movimiento visual, patrones de luz, patrones de color), táctiles (masajes pulsantes de presión profunda, patrones de caricias, juegos de manos y otros patrones táctiles), auditivos (tararear, cantar, recitar, música) y propioceptivos (trepar, chocar, apretar, empujar, tirar, etc.).
Para fomentar una conexión emocional más profunda, los progenitores pueden utilizar las preferencias sensoriales del menor en juegos sensoriomotores sencillos. Al crear juegos sencillos, interactivos y recíprocos basados en estas preferencias sensoriales, se capta la atención e interés de los niños y se propicia una interacción emocional segura.
Al participar en una actividad que le resulte placentera, lo animas a reconocer tus reacciones emocionales y a compartir su alegría contigo. Si le gusta moverse, puedes incorporar juegos de movimiento (columpiarse, mecerse, correr, etc.); si prefiere una buena propiocepción, puedes crear interacciones basadas en juegos bruscos o de empujar y tirar. Estos patrones repetitivos de juego sensoriomotor fomentan la interacción emocional recíproca. Le enseñan al niño a sentirse cómodo al relacionarse emocionalmente contigo, a seguir tu iniciativa en juegos sencillos y a regular sus emociones conjuntamente mediante la interacción recíproca. De esta manera, el niño aprende a disfrutar reconociendo tus reacciones emocionales y compartiendo las suyas contigo.
Cuéntanos, ¿cuál es la actividad sensorial favorita de tu hijo/a? ¡Compártela en los comentarios!