26/10/2023
Wow! y pensar que escribí esto hace 13 años y parece que fue ayer!
"La envidia, no hay ni que tenerla ni que temerla." (Anónimo)
Verde de la envidia
Había una vez una serpiente que perseguía a una luciérnaga. La luciérnaga temerosa de ser devorada huía rápido al ver que la serpiente no se daba por vencida. Después de estar huyendo por días, la luciérnaga, casi sin fuerzas paró y le dice a la serpiente: ¿Puedo hacerte una pregunta? La serpiente le contesta: “No he tenido esta concesión con nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar. ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? No. ¿Yo te hice algún mal? No. Entonces, no entiendo ¿porque quieres acabar conmigo? A lo que la serpiente contestó:
“¡¡ES QUE NO SOPORTO VERTE BRILLAR!!!”
Cuando somos como luciérnagas y comenzamos a emitir destellos cada vez más brillantes, (las cosas nos comienzan a ir bien, los resultados de nuestro trabajo y esfuerzo se empiezan a notar, comenzamos a evolucionar personal o financieramente), es posible que nos encontremos con alguna serpiente que no soporte nuestro “bien-estar” y que tratará de acabar con nosotros, queriendo frenar nuestro crecimiento personal y/o espiritual. Algunos lo harán de manera sutil, con indirectas. Otros tratarán abiertamente de hacernos creer que no podemos, que no estamos haciendo las cosas bien y hasta tratarán de poner a otros en contra nuestra.
Este sentimiento que hace que personas no soporten nuestro “bien-estar” se llama envidia. Expertos en el tema indican que las personas que “sufren” de envidia, generalmente, son aquellas que siendo niños, sus padres le dieron todo, sin que éstos hicieran el más mínimo esfuerzo por conseguirlo. Le concedieron todos sus deseos derivados de lo que otros tenían en lugar de inculcarles, que todos, podemos lograr, mediante nuestro esfuerzo, todo lo que deseemos. Por eso es que cuando estas personas llegan a ser adultos y desean algo que otro tiene, no pueden distinguir entre lo que NO pueden obtener y lo que SI pueden obtener mediante esfuerzo y trabajo.
A la envidia se le conoce como “la carie del alma” porque es corrosiva y dolorosa para el que la experimenta. Pero además de ser dolorosa es LITERALMENTE VERDE!! Cuando una persona experimenta la envidia, el flujo sanguíneo se dirige a la misma área del cerebro en donde experimentamos el dolor y la sangre acumulada en esa área se torna VERDE. Por eso es que se dice que “está verde de la envidia”
Para mí la envidia es un problema espiritual porque es lo opuesto al amor. Mientras el que ama, siente gozo ante el bien del otro, el que envidia, sufre ante el bien del otro. Sufre, no porque le falte lo que el otro posea (eso sería celos), sino por el MERITO que obtiene el que lo posee, ya sea prestigio, poder, reconocimiento, puesto, dinero, bienes materiales y algunos envidian hasta las relaciones de pareja). La vida de estas personas se basa en lo que desean o lo que les falta. Son incapaces de disfrutar sus vidas porque el vacío y la insatisfacción se lo impiden.
No podemos negar que el deseo y la comparación son dos procesos psicológicos que necesitamos para nuestro desarrollo como seres humanos. Pero la envidia no es más que la consecuencia de NO poder controlar el efecto de ambos procesos.
Si entendiéramos que cada uno de nosotros es uno, único e irrepetible y que indiscutiblemente Dios hace ORIGINALES Y NO COPIAS, nos daríamos cuenta de que la comparación es una actitud, no tan solo dañina, sino tonta e inmadura. Cuando aprendamos a vivir reconociendo, valorando y agradeciendo lo que tenemos en lugar de vivir deseando y pendientes a lo que tiene el otro, no habrá espacio en nosotros para comportarnos como la serpiente.
Yo he aprendido a detectar e identificar los tipos de serpientes con baja autoestima a mi alrededor que no soportan mi dicha. Unos son los que crean, como mecanismo de defensa, una FALSA superioridad en cuanto a su inteligencia, habilidades y capacidades. El otro grupo lo componen los que mediante burlas e indirectas buscan atacar la autoestima del otro. Aquellos a mi alrededor que actúan como serpientes, constantemente deseando lo que no tienen y comparando lo que tienen, les digo que solo están limitando su capacidad de BRILLAR (crecer y de ser felices).
A pesar de que todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos sido luciérnagas o serpientes, el secreto está en reconocer nuestro potencial y en dejar que sea el amor el que predomine en nuestras vidas y no la envidia. Así lograremos superar nuestras frustraciones y el resultado será una vida en armonía con nuestro entorno, con nosotros mismos y con los demás. Cada vez que te encuentres con una serpiente en tu camino demuéstrale tu alto potencial de inteligencia y madurez mental castigándola haciéndole el bien.
Yo pienso que:
¡Al que Dios se lo dio, san Pedro se lo bendiga! porque todos podemos lograr lo que deseamos sin tener que estar verdes de la envidia.