15/10/2025
Conste, es un spoiler por si no la haz visto no me leas.
Este es mi análisis de lo que se presentó en la serie. El caso de Ed Gein es uno de los más atroces y perturbadores en la historia criminal de Estados Unidos. Sin embargo, más allá del morbo y la violencia explícita de sus crímenes, hay un trasfondo psicológico que muchas veces es ignorado.
Es curioso que Netflix comienza por etiquetar la serie como un retrato del “monstruo”. Pero es curioso observar cómo, a lo largo de la misma, se busca también humanizar al personaje, mostrando el origen de su comportamiento a través del trauma infantil. Y al final, aunque puede ser controversial para muchos lo que diré, ciertamente no deja de ser un ser humano que tenía muchas cosas en su contra.
No se trata de justificar sus actos, sino de entender cómo una combinación de factores puede resultar en una mente profundamente perturbada.
Entre una falta de apego seguro, el aislamiento, el abandono del padre, hermano, su madre al morir, quien era una fanática religiosa, que promovía una visión distorsionada de la sexualidad y la moral (según la serie), un sistema que no lo vio. En fin. Todas catalogadas como experiencias adversas en la niñez.
Pero todos esos elementos pudieron ser clave para que su mente ya fracturada comenzara a disociarse aún más de la realidad. La disociación, que se manifiesta como un mecanismo de defensa frente al trauma, lo vemos cuando dice “no recuerdo”, en el diálogo con la mujer “que amaba” (tengo mis dudas), entre muchas otras (para no ser tan spoiler), los signos compatibles con esquizofrenia, etc.
Esto es un ejemplo terrible de cómo la falta de contención emocional, el aislamiento social, el abuso psicológico y físico durante la niñez, y el apego inseguro pueden configurarse para crear una tormenta perfecta en la mente de un individuo.
Al final, puedo pensar que mucho de lo que vivió pudo ser producto de un sistema familiar y social incapaz de proteger a un niño vulnerable. Y si vemos la historia de la mayoría de los casos más notorios, muchas conductas comienzan precisamente con infancias marcadas por el maltrato, en especial provenientes de las figuras de apego.