29/11/2025
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En la vida diaria, muchas veces sentimos que todo debería estar bajo nuestro control: los resultados, las opiniones, el clima, incluso las emociones de los demás. Pero aprender a distinguir entre lo que depende de nosotros y lo que no, es un acto profundo de autocuidado. No se trata de rendirse, sino de soltar lo que pesa y abrazar lo que fortalece.
🧭 Lo que sí controlo
Son las semillas que sí podemos plantar y cuidar cada día:
- Mis acciones: cómo respondo, cómo actúo, cómo elijo vivir.
- Mis pensamientos: qué historias me cuento, qué creencias alimento.
- Mis hábitos: rutinas que construyen bienestar y coherencia.
- Mi actitud: elegir gratitud, paciencia, humor o resiliencia.
- Cómo cuido mi cuerpo y emociones: descanso, alimentación, expresión emocional, límites sanos.
🌬️ Lo que no controlo
Son los vientos que soplan sin pedir permiso:
- Opiniones ajenas: lo que otros piensan o dicen.
- El pasado: ya ocurrió, solo puedo aprender.
- El futuro incierto: puedo prepararme, pero no predecir.
- Circunstancias externas: clima, economía, decisiones ajenas.
- Reacciones de los demás: cada quien gestiona sus emociones a su manera.
🌸 Qué dejar que no nos afecte
- Críticas destructivas o juicios que no aportan.
- Comparaciones con otras personas.
- Expectativas irreales de perfección.
- Situaciones inevitables (ejemplo: el tráfico, la lluvia, retrasos).
- Resultados que dependen de factores externos, aunque nos esforcemos.
Aceptar lo que no depende de mí me permite centrarme en lo que sí: mi cuidado, mi paz, mi propósito.