07/10/2025
Nuestra Señora del Rosario nos recuerda, en el umbral de la muerte, que no estamos solos. Cada Ave María rezada fue una súplica sembrada en el cielo, y en la hora final, María recoge esas oraciones para presentarlas ante su Hijo. 📿🛐
Ella, que estuvo al pie de la cruz, permanece también junto a nosotros en el sufrimiento. Nos toma de la mano, como Madre, y nos guía con ternura hacia la paz eterna.
Los misterios del Rosario dolorosos, gozosos, gloriosos y luminosos nos enseñan que, después del dolor, siempre viene la resurrección.
Por eso, morir con el Rosario en el corazón es morir con esperanza, bajo la mirada amorosa de María.