20/03/2025
Detrás de esa mujer que no se ha ido, hay una niña que tiembla, porque alguna vez soñó con un hogar donde el amor no se fuera.
Detrás de esa mujer que no se ha ido, hay una hija que no quiere ser el motivo de la tristeza de su madre, que no quiere ser la que falla en los ojos de mamá, porque siente que su partida sería un fracaso.
Detrás de una mujer que no se ha ido, hay una que olvidó cómo quererse, una que se mira al espejo y no se encuentra, porque pasó demasiado tiempo comparándose con todas las otras mujeres con las que la engañaron.
Mujeres que ella convirtió en enemigas sin siquiera conocerlas, porque sin querer le robaron el sueño y la seguridad de sentirse suficiente.
Se sintió menos, tan poco, tan rota, hasta creer que ya no alcanza, hasta cargar esa mentira en el fondo del alma.
Detrás de esa mujer que no se ha ido, hay miedos acumulados bajo sus comisuras, entre sus manos, por encima de sus pies que se quedan quietos, miedos a la soledad, pero más que nada a la sociedad.
A los murmullos de la gente que apunta con el dedo, que dice: "No aguantó". ¿Y los hijos?
Los hijos necesitan una familia, aunque sea a medias, estarían mejor con papá y mamá,
aunque no se quieran.
¿Cómo se atreve a exponerlos, a que los críe otra persona?
Y también está el juicio propio, ese que cala más hondo, porque es el que te dice que fallaste, que quizás podrías haber hecho más y lo siente, claro que lo siente.
Detrás de una mujer que no se ha ido, hay una mamá que se despierta cada día pensando en sus hijos.
Una mamá que teme esas preguntas:
Mamá, ¿Dónde está papá?, porque no quiere fallarles.
Entonces prefiere darles a papá, sin importar el costo.
Porque le aterra ver a sus hijos crecer en un hogar dividido, le aterra ser la que explique
por qué papá ya no está.
Detrás de una mujer que no se ha ido, hay una que un día amó tanto que juró querer para siempre, que juró quedarse, en las buenas, en las malas, en las peores y que hoy sigue repitiéndose que esto es solo una mala racha.
Que quizás mañana las cosas mejoren, que no es tiempo de abandonar, porque un capitán se ahoga con el barco.
Siente culpa si no cumple, si no aguanta