31/08/2017
La Obstetricia..., las Doulas..., yo... y el Ycua Bolaños...
En esta corta vida he aprendido que caminamos sobre baldosas negras y blancas, comemos uvas verdes y maduras, podemos trabajar con obstetras y Doulas.
Papá Dios ha sido tan agradecido con la Obstetricia que deposita en nuestras manos dos vidas que cuidar al mismo momento, situación tan particular que es la única profesión sanitaria relacionada a la salud que goza de ese privilegio cuando las cosas van bien y es doble el dolor cuando las cosas van mal.
Ese mismo papá Dios permite que el nacimiento de un nuevo ser pueda incluso no ser asistido por otro de su misma especie como lo vemos a diario en la naturaleza: la vaca da a luz al ternero sin asistencia de otra vaca; el cerdo da a luz al lechón y la oveja al becerro pero sin la asistencia de otro cerdo o de otra oveja.
Porque entonces la mujer necesita de la asistencia de otro/a de su misma especie para perpetuarla?
Es que la sabia naturaleza en la gran mayoría de las especies animales tienen tasas de natalidad tan altas que si la vaca, el cerdo o la oveja sufren algún inconveniente en el nacimiento por parte de la madre y el producto, la especie está asegurada por otras y podrá perpetuarse a pesar de un mal resultado.
Sin embargo, la natalidad de la especie humana es tan baja, que la muerte de una madre o un feto causa tanto daño, que su pérdida es irreparable y la velocidad de reposición es muy lenta, si la comparamos con la otros animales, independientemente de los daños psicológicos que ocasiona y lo irreemplazable que significa esa pérdida en el seno familiar.
En su gran generosidad, ese mismo papa Dios que creo el mundo, que creo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, previó que la especie humana no disminuya en calidad y cantidad, poniendo en el momento más critico de su vida, el de su nacimiento, a alguien de su misma especie que puede ayudarlo a que nazca sano y salvo si se presentara alguna complicación médica, pero la intención no es solo que respire y llore al nacer, sino que sea un individuo que aporte los talentos que ese mismo Dios le dio.
Por ello, nació la obstetricia, que sin olvidar a la madre atiende al feto desde su concepción al mágico momento del nacimiento.
Sin embargo, cuidar dos vidas simultáneas no es tarea fácil, por ello se creo la universidad para capacitar a las personas idóneas en su atención y perpetuación de la especie humana, asegurándose que tanto la madre como el hijo estarán en condiciones de salud, a corto, mediano y largo plazo.
Lamentablemente, están las baldosas negras, están las uvas verdes y las Doulas que creen que por leer lo que el Dr. Google les dice o ser capacitadas en pocas horas por sus pares, les habilita a trabajar con dos vidas humanas en simultáneo, les habitaba aconsejar a la madre sobre tal o cual procedimiento obstétrico que puede ser útil no, les habilita a descalificar a tal o cual profesional como "cesarista", que creen que lo natural es mejor que la ciencia cuando ella se base en la evidencia, que con tal que salga de la va**na recién son llamadas verdaderas madres, que la cesárea es lo peor que te puede pasar pero olvidan que hay motivos médicos para practicarla.
Por eso, la Obstetricia moderna dedica muchos años de preparación universitaria, teórica y práctica, para afrontar ese desafío.
Yo nací por parto, de una madre que confió en su medico. No sé si fue un parto respetado o humanizado, no sé si hubo apego precoz, ni si se realizó o no la episiotomía, o si hizo o no el corte tardío del cordón, pero aquí estoy, y mirando atrás lo mas importante no fue que salí por la va**na, sino que mi cerebro estuvo oxigenado todo el tiempo, lo que me permitió ir al colegio, estudiar una carrera universitaria y hoy, ayudar a las madres bajo mi sabio entender a que el proceso del embarazo y parto sea lo mejor para ella y su hijo, que si tengo que hacer una cesárea porque tiene alguna indicación médica o es simplemente el pedido del paciente, lo hago, pero tengo los conocimientos para hacerlo y tengo la habilitación del ministro para tomar una u otra decisión.
Pero es preocupante esperar a que tengamos una desgracia como la del Ycua Bolaños para adecuar los lugares a un sistema contra incendios.
Ojalá nadie se arrepienta de haber tomado una decisión sugerida por alguien sin los conocimientos acabados para dar a luz a un niño sano arriesgando su vida solo para que salgan por un canal natural, sin importar la calidad de vida que le espera a ese individuo.
Prof. Dr. Miguel Ruoti Cosp
Presidente Sociedad Paraguaya de Ginecología y Obstetricia 2017-19