20/08/2024
Estabas allí, viviendo lo que parecía ser solo un día común. Quizás riendo de una broma tonta, o incluso en silencio, escuchando el sonido del mundo a tu alrededor. En ese momento, todo parecía normal, sin nada extraordinario. Pero la verdad es que en ese instante estabas construyendo recuerdos, ladrillo por ladrillo, sin siquiera darte cuenta.
No nos damos cuenta. La vida va ocurriendo, un poco sin freno, un poco descontrolada. Y nosotros vamos junto a ella, sin pensar mucho, sin percibir que cada sonrisa, cada lágrima, cada pequeño gesto está esculpiendo nuestra historia. Corremos tanto, nos preocupamos tanto por el futuro, que olvidamos apreciar el presente. Y es solo cuando pasa el tiempo, cuando el polvo se asienta, que nos damos cuenta: esos momentos que vivimos sin darle mucha importancia se convierten en todo. Porque de eso está hecha la vida, de las pequeñas cosas.
Pero ¿sabes qué es lo más loco? Solo entendemos el valor de esos momentos cuando ya se han ido, cuando son recuerdos que revivimos con una sonrisa tonta en el rostro o con un apretón en el corazón. Es cuando nos damos cuenta de que, en ese instante, la felicidad era tan simple, tan presente, y ni siquiera la notamos.
Entonces, lo que queda es el recuerdo. Y con él, la lección: vive cada instante como si fuera único. Porque, en realidad, lo es. No dejes que el valor de las cosas se te escape entre las manos. Siente. Aprecia. Esté presente. Porque al final, lo que queda son los recuerdos. Y no querrás que sean solo una mancha en tu historia.
Vive el ahora con la intensidad que merece. No dejes que el momento se convierta en recuerdo sin que hayas experimentado todo el valor que lleva consigo. Porque, un día, de eso es de lo que te acordarás. Y, cuando llegue ese día, será bueno tener la certeza de que estuviste allí, entero, viviendo todo lo que ese momento tenía para ofrecer.
✨Si te gusta, COMPARTE.
💎Por más consciencia en el mundo, por más amor, por más en el sagrado presente, el aquí y ahora.