29/10/2025
A veces al terminar de trabajar me siento agotada y sin ganas de hablar con nadie.
TERAPEUTAS: no estamos “solo cansados” después de cinco sesiones. Estamos agotados neurobiológica y vincularmente.
Cada encuentro terapéutico implica que tu cerebro, tu cuerpo y tu sistema límbico se acoplan al del paciente para sentir, regular y contener su mundo interno.
Vamos a desglosarlo un momento para que veas todo lo que pasa en ti sin que te des cuenta.
1. Nivel neurobiológico: hiperactivación empática
Tu ínsula y tu amígdala están en modo radar constante, captando emociones y sensaciones del otro.
Eso significa que tu cuerpo vive microfluctuaciones de tensión, tristeza o ansiedad ajenas, aunque no las expreses.
El sistema nervioso no distingue del todo entre emoción propia o resonada: la siente igual.
2. Nivel fisiológico: regulación diádica constante
Durante cada sesión haces de “co-reguladora” del otro. Tu respiración, tono de voz, ritmo cardíaco y expresión facial sirven de modelo calmante para el sistema nervioso del paciente.
Pero eso tiene un coste: tu propio organismo compensa. Cuando terminas, llega la bajada energética: literalmente te has vaciado un poco para sostener al otro.
3. Nivel cognitivo: procesamiento múltiple
Mientras escuchas, asocias, piensas y analizas, tu corteza prefrontal trabaja a máxima potencia. Y al estar atenta a microseñales no verbales, tu cerebro no tiene pausas naturales de desactivación.
4. Nivel emocional y simbólico: absorción del material transferencial
En cada encuentro recibes transferencias intensas: afectos proyectados, vínculos primarios, deseo de reparación…
Tu inconsciente también se moviliza para contenerlos. Mantener la frontera entre lo tuyo y lo del otro —sin cerrarte ni disociarte— es psíquicamente agotador.
Después de cinco pacientes, no solo estás cansada. Estás vincularmente saturada.
Has puesto en juego tu empatía, tu cuerpo, tu regulación y tu simbolización.
Y es completamente normal necesitar silencio, comida tranquila, paseo o incluso llorar un poco sin motivo claro:
es tu sistema límbico descargando.
Recomendación realista:
4-5 pacientes al día como máximo. Con pausas de 5/10 minutos entre paciente.
20 a la semana solo si hay pausas, autocuidado y supervisión.
Porque cuidar de otros empieza —inevitablemente— por cuidar de ti.
Autor: ESTEFANÍA IGARTUA ESCOBAR