11/05/2025
Viajar me obliga a soltar el control, y es lo mejor para mi ansiedad ✨🌿
Viajar me ha servido para darme cuenta de que gran parte de mi ansiedad viene de querer hacerlo todo perfecto — incluso cuando estoy de vacaciones 🧳 ✈️
No todos los días son “saludables”.
A veces desayuno tarde, otras como sin pensar demasiado, y algunas veces simplemente descanso sin culpa.
Tampoco empaco “perfecto. Por ejemplo en este viaje a Nueva Zelanda y Australia han habido días en los que muero de frío porque solo traje un suéter y una chaqueta de lluvia en la maleta 🥶
Y ni hablar del jet lag… mi cuerpo ha estado todo loco con los cambios de horario y todavía, siete días después de haber comenzado el viaje, sigue intentando adaptarse 🫠⏰
Y, para serte honesta, últimamente me ha dado más miedo volar 😟✈️
Mi ansiedad explota cada vez que el avión tiembla con turbulencias— esa sensación de no tener el control me remueve todo 😵💫
Pero justo ahí, en medio de las turbulencias, también aprendí a soltar: a respirar, confiar y recordar que la calma no depende de lo que pasa afuera, sino de lo que cultivo adentro y sobretodo de mis pensamientos 💭💚
Y eso, eso también es sanar.
Porque el bienestar no se trata de cumplir con una lista, sino de aprender a fluir con lo que la vida te pone enfrente 🌊🏄♀️
Hoy entiendo que soltar el control también es una forma de amor propio.
💭 Guarda este carrusel si tú también estás aprendiendo a confiar más y controlar menos.
💚 Y compártelo con esa amiga que necesita saber que no pasa nada si hoy no pudo hacerlo todo “perfecto”.