10/03/2025
MAESTRAS DEL FUEGO
Desde tiempos antiguos existieron mujeres dedicadas a custodiar el fuego eterno. En Roma, las vestales mantenían la llama que nunca debía apagarse, símbolo de la continuidad del mundo. En las tierras celtas, las sacerdotisas de Brigit velaban por el hogar de la diosa, sosteniendo el fuego como fuerza de vida, sanación y renovación.
Si bien en general en toda mujer los fuegos alquímicos solares ya están encendidos, podemos destacar lo que llamamos "maestras del fuego". Son mujeres que se manejan con una preponderancia del elemento fuego, así como las hay de agua, tierra y aire.
Ese fuego no es solo externo: arde en el cuerpo femenino como un templo vivo. Cada mujer porta en su vientre y en su corazón esa llama secreta que conecta con la creación, con la sangre, con el ciclo lunar y con la voz ancestral que recuerda que el cuerpo es altar y misterio.
Las maestras del fuego son quienes extraen el potencial de las personas con las que se ponen en contacto. Ellas hacen vibrar el corazón de la gente, ayudan a sentir el calor de la vida. Encienden los fuegos del espíritu, los que abren la mente a una nueva visión del mundo.
Son las guardianas del fuego sagrado, por eso lo mantienen, lo conducen, lo irradian. Alinean la columna con su sola presencia. Sus miradas son intensas, profundas, resuenan en el alma de las personas. Su toque es delicado y sutil, pero ardiente y profundo.
Pacientemente ascienden tu fuego permitiéndote hacer consciencia de tu divinidad a cada momento. Son verdaderas sacerdotisas del amor. Obviamente también hay maestros del fuego.
En la gran mayoría de los templos antiguos las mujeres eran las que encendían y cuidaban el fuego. Eso tiene un simbolismo alquímico muy especial. Según el Ta**ra, el Tao y la Alquimia occidental así como varias corrientes chamánicas la mujer es, por naturaleza, una alquimista: transforma el dolor en sabiduría, el deseo en fuerza creadora, la materia en espíritu. Como el fuego, sabe consumir lo viejo y abrir espacio para lo nuevo.
Si observamos energéticamente una limpieza áurica en la que se maneje fuego y haya hombres y mujeres podemos ver cómo es más potente el efecto de la limpia cuando la sacerdotisa usa velas o fuego.
Estos secretos corresponden a los misterios de la diosa, también llamados "misterios de la Daga".
En la alquimia el fuego no es lo que vemos, sino lo que no vemos. Hay una vocación sacerdotal tanto en mujeres como en hombres, descubrirla abre la mente a un estado de asombro y adoración por toda la existencia.
(Tomado de la web)
Daniel Curbelo