11/11/2025
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A veces creemos que la autoestima se trata de repetir frases lindas frente al espejo o de “querernos más”. Pero la verdadera autoestima empieza el día que dejamos de explicarle al otro por qué nos está lastimando, y empezamos a actuar en consecuencia.
En los vínculos abusivos, la autoestima perdida puede recuperarse, y se reconstruye principalmente con límites.
Con cada vez que le decís “esto no”, “así no”, “no me hace bien”.
Con cada vez que elegís tu paz antes que la culpa.
Y no es fácil.
Porque cuando creciste sintiendo que el amor se ganaba, poner un límite se siente como perder este amor del otro.
Tu mente sabe que estás haciendo lo correcto, pero el cuerpo tiembla igual.
Y ahí aparece el miedo: a que el otro se enoje, se aleje o te retire el afecto.
En ese momento, es que la manipulación encuentra su fuerza: en tu necesidad de reparar lo que NO hiciste mal.
💡 Una práctica simple y profunda:
Cuando sientas esa urgencia de explicarte o de “arreglar” lo que el otro no quiso entender, detenete y respirá antes de responder.
No es un gesto menor: es el momento en que elegís no traicionarte.
Esa pausa —dos segundos de silencio interno— es el primer músculo de la autoestima.
Ahí empieza la reconstrucción: cuando elegís escucharte a vos, antes de volver a convencer a alguien más.
La fuerza está en no seguir explicando cuando el otro ya te demostró, que no quiere o no puede escuchar. En no seguir insistiendo.
En quedarte quiet@ dentro de tu verdad, en silencio y en paz contigo, aunque el otro no lo entienda.