13/11/2025
La iluminación no llega como un relámpago ajeno, sino como la niebla que se disipa suavemente hasta dejarnos ver lo que siempre estuvo ahí.
Así ocurre en el Samadhi, como en los momentos de Satori de la tradición Zen:
instantes en que la mente se silencia por completo y lo que somos, más allá de las formas, brilla sin esfuerzo.
No hay algo que alcanzar, ni un “yo” que iluminar. Solo una claridad que surge cuando dejamos de identificarnos con la niebla —
los pensamientos, los juicios, las historias—
y volvemos a habitar la presencia desnuda del ser.
Cada práctica, cada respiración consciente, nos prepara para esos pequeños despertares,
esas grietas de luz que nos recuerdan nuestra verdadera naturaleza.
Y aunque no siempre es fácil ni constante,
cuanto más lo practicamos, más aprendemos a permanecer en esa luz serena que no se apaga.
✨
Que tu práctica hoy sea un espacio para recordarte lo que ya eres.