23/09/2025
Es totalmente normal que un niño en edad preescolar, y a veces hasta en los primeros años de la primaria, llore al separarse de sus padres. Este tipo de llanto se conoce como ansiedad por separación normal y es parte del desarrollo. Los niños están aprendiendo que, aunque no vean a sus padres, ellos van a regresar. Este proceso puede durar días o incluso algunas semanas, y generalmente se va calmando a medida que el niño se acostumbra a su nueva rutina y se siente seguro en el entorno escolar.
Sin embargo, cuando este llanto y malestar se vuelven excesivos, persistentes y desproporcionados para su edad y la situación (por ejemplo, si duran más de un mes y se acompañan de otros síntomas), es posible que estemos ante un Trastorno de Ansiedad por Separación (TAS).
Los síntomas de este trastorno son más graves que un simple llanto al despedirse. Pueden incluir:
Preocupación constante por que algo malo les pase a sus padres o a sí mismos.
Negativa a ir a la escuela o a dormir fuera de casa.
Síntomas físicos recurrentes (dolores de estómago, de cabeza) antes de la separación.
Berrinches o rabietas intensas que no se calman.
En resumen, la clave está en la intensidad, duración y el impacto que tiene la ansiedad en la vida del niño. Unas semanas de llanto al inicio de clases es una fase normal. Si la situación no mejora y la ansiedad interfiere con su vida diaria, es recomendable buscar la ayuda de un especialista para evaluar si se trata de un trastorno que necesita apoyo profesional.