12/11/2025
La garganta no se cierra por frío, ni por clima, ni por “nada”. Se cierra cuando te tragaste algo que necesitaba salir.
La garganta es el puente entre lo que sientes y lo que dices.
Y cuando no dices lo que te duele, lo que te enoja, lo que te traicionó, lo que te marcó…
el cuerpo traga lo que la boca calla.
Y sí:
Se siente un n**o,
una presión,
como si algo estuviera atorado.
No es solo tensión.
Es memoria emocional.
Es una verdad guardada.
La garganta guarda lo que el corazón no pudo soltar.
¿POR QUÉ DUELE ASÍ? (SIN RODEOS)
Porque preferiste no discutir para no pelear.
Porque dijiste “no importa” cuando sí importaba.
Porque te callaste para no romper la familia.
Porque tragaste coraje para no herir a nadie.
Porque te enseñaron a aguantar, no a expresar.
La garganta es la frontera donde el cuerpo se quiebra cuando la alma ya no puede.
No es emocional “leve”.
Es dolor del alma sostenido en la carne.
¿CÓMO SE LIBERA? (REAL, SIN CUENTOS)
Paso 1: Respiración que rompe n**o
Inhala por la nariz en 4 segundos.
Sostén 2 segundos.
Exhala por la boca, lento, como si soplaras fuego.
Repite 10 veces.
La respiración abre espacio donde el cuerpo se está ahogando.
Paso 2: Masaje frontal
Con el pulgar, presiona la base del cuello, abajo de la barbilla.
Baja despacio hacia el pecho.
Repite 8 veces, lento.
Si duele, ahí está lo guardado.
Paso 3: Decir lo que no dijiste
No para la otra persona.
Para tu cuerpo.
Dilo en voz baja si quieres, pero dilo:
“Sí me dolió.”
“Sí me afectó.”
“No fue justo.”
“No merecía cargar eso.”
El cuerpo no sana lo que no se nombra.
SEÑALES DE QUE EMPIEZA LA SANACIÓN
Te dan ganas de suspirar profundo
La mandíbula se suelta
Te da sensación de llorar sin motivo
La voz se acomoda
La garganta se deshace
Eso no es debilidad.
Eso es el alma descongelándose.
👇🏼MENSAJE DE MI PARA TI
La garganta no se cierra por enfermedad.
Se cierra por silencio.
No lo que callaste ayer.
Lo que has callado toda la vida.
Una persona que no se permite expresar, se asfixia a sí misma.
Hablar no es pelear.
Hablar es existir.
Lo que no dices te quema.
Lo que no lloras te endurece.
Lo que no sueltas, te rompe.
No te quedes callado.
Tu cuerpo está pidiendo auxilio.